A todos sería bueno que en algún momento de nuestra vida, nos dieran una cachetada, para ver si así logran quitarnos de un sacudón esas altas dosis de ego y soberbia que solemos llevar puestas.
Las personas, aunque sea increíble, en medio de su violencia reprimida, logran guardar la compostura y la violencia física no se da en esas grandes proporciones que solemos imaginarnos en nuestras cabezas.
Lo que yo le propongo hoy, estimado lector, es que agarré a cachetadas mentales a toda persona que cruce un par de palabras con usted. En estos tiempos ningún tipo de información, por más sencilla y trivial que parezca, debe seguir su curso formal sin ningún tipo de cuestionamiento. El dejar de preguntar significa estar muertos, y a menos de que usted sea un zombie o quiera tragar entero; está en todo el derecho de cuestionar cuanto comentario, idea, proyecto, etc. llegue a sus oidos.
En varias ocasiones solemos creer que nuestras ideas son la última verdad revelada al igual que las consideramos totalmente creativas; esto no permite que nos demos cuenta de las falencias que pueden tener las mismas.
Exponga sus proyectos e ideas ante un público o personas con suficiente carácter crítico; muy seguramente van a sacar a relucir esos puntos débiles en los cuales usted nunca se había fijado. Deje su ego a un lado y acepte recibir cachetadas mentales en cualquier momento. Ahora, que vivimos en un mundo repleto de "expertos", es importante que usted sepa que siempre existirá otra persona que va a saber mucho más sobre ese tema que usted dice dominar a la perfección.