Una vez un profesor me critico un dialogo de un personaje, una mujer, porque utilicé un lenguaje fuerte que no le cuadraba y además, el personaje presentaba una actitud que no correspondía con el resto del texto.
Hace unas horas leí un artículo sobre un tema interesante. El autor comenzó bien pero después de un par de párrafos cambió el tono de su escrito y comenzó a utilizar groserías. Una de las conclusiones que escribió sobre uno de los puntos, con el que estaba en desacuerdo, en su artículo fue: "Que gonorrea eso".
Nunca entendí la necesidad, ni la manera de utilizar ese tipo de palabras en su escrito, y no me refiero a que debió haber utilizado un lenguaje completamente lírico o repleto de figuras narrativas, pues el tema no se prestaba mucho para eso. Era una columna de opinión, que termine de leer más por reafirmar mi desacuerdo con el tono que porque en realidad quisiera hacerlo.
Me imagino que muchas veces utilizamos ciertos tonos narrativos para caer bien, para mostrarnos "chéveres". Intentamos escudar quiénes somos detrás de las palabras y olvidamos que los textos tienen que tener coherencia en todo sentido.