Ayer pedí una hamburguesa en una cafetería y me dieron el número 16; afortunadamente cumplieron con el tiempo estimado para entregar la orden. Ese número de pedido estuvo bien, porque en ocasiones uno reclama unos números y le salen con: 718, 904 o cosas por el estilo, que desmoralizan a cualquier cristiano que esté haciendo trámites con esos sistemas.
Mientras esperaba la hamburguesa, pensé que la vida no puede ser como uno de esos sistemas de turno con número, es decir, si realmente queremos algo, debemos ir a buscarlo, porque no hay un lugar donde lo vendan y nos den un número para reclamarlo. Si lo hay, eso quiere decir que alguien se nos adelanto e implementó nuestra idea antes.
Por eso creo que es importante no quedarnos sentados, a ver si las cosas suceden como por arte de magia o esperando a que nos llamen a reclamar eso que tanto deseamos, pues es obvio que eso no va a ocurrir.
¿No le da cierto tipo de angustia saber que mientras usted está ahí sentado viendo pasar la vida, otra persona tal vez pueda estar implementando ese modelo de negocio al cual le ha dedicado tanto tiempo y con el que pretende sacarla del estadio? ¡por eso es que debemos actuar ya!, yo le voy a esa ley inmutable del mercadeo que reza: Lo importante no es ser el mejor sino ser el primero", que viene siendo la coloquial "El que pega primero pega dos veces".
La hamburguesa estaba buena, pero como suele ocurrirme, me enredé comiéndomela y al final me sobró mucho pan.