Llevo una rutina de vida sencilla. Desde que me separé de Carolina, mi exmujer, decidí estar solo por el resto de mi vida. La razón por la que actúo de esa manera tiene que ver con las decisiones, mejor dicho, con tener que tomarlas. No ha sido una tarea difícil, el estar solo me refiero, pues por lo general la gente me tilda de loco.
A ver me explico: Lo que pasa es que la gente no sabe nada o se niega a creer en la existencia de mundos paralelos, y eso, el hecho de existir en otro lugar es algo que a mí me genera cierta angustia, pues no quiero andar regado por todas partes.
De ahí que no quiera tomar decisiones, y prefiero que la vida me lleve de un lado a otro, como a una pluma que la alza una corriente de viento, porque es justo en ese momento de duda, al tener que tomar una decisión, preferir un camino sobre otro, cuando un universo paralelo se crea.
No tienen que ser decisiones de vida o muerte. Puede ser algo tan sencillo como elegir tomar chocolate en vez de café al desayuno, o bajar por las escaleras en vez de tomar el ascensor, entonces ya se podrán imaginar la cantidad de mundos paralelos que se van creando a diario.
Me imagino que podrán pensar: “ ¿y qué importa eso?, que cada quien en su mundo haga lo que le de la gana”, pero yo creo que es algo que no se debe tomar tan a la ligera, pues las acciones de nuestros otros yoes, aunque parezca imposible, afectan nuestra realidad de alguna manera; por eso es que a veces nuestros asuntos no marchan bien, o de un momento a otro todo se desbarajusta en cuestión de segundos, porque los universos paralelos crecen de forma exponencial cuando comenzamos a tomar decisiones en otros mundos y, al final, ese amasijo de vidas y destinos se terminan cruzando, o chocando más bien ,en algún punto.
Ya ven ustedes como se complica la vida, así no lo queramos.