Los ingenieros civiles realizan unas pruebas de tensión que sirven para conocer ciertas propiedades de un material, como su resistencia, rigidez y/o ductilidad, y así probar cuanta y que tipos de fuerza aguanta.
Siempre me ha gustado pensar que, en esencia, somos como un material, a veces blando otras muy resistente, y que a cada rato diferentes fuerzas del medio: un trabajo, una relación, un lugar, etc. nos aplican fuerzas que nos desestabilizan, exprimen, oprimen, etc. en resumidas cuentas nos generan tensión y/o estrés. Como consecuencia comenzamos a doblarnos en diferentes aspectos algunos físicos pero sobre todo emocionales.
Aprender a doblarse y saber hasta donde uno aguanta, sólo se consigue a través de prueba y error, pero deberíamos pensar seriamente que tanto estamos dispuestos a doblarnos, por defender eso a lo que cada uno le apuesta.