Hoy me desperté a eso de las 9, desayuné y me volví a meter a la cama. Leí un poco, me vi un capítulo de una serie y luego me atrapó una modorra. Me tape con la cobija hasta los hombros, di media vuelta, cerré los ojos, y me quedé dormido profundamente.
Mi consigna era descansar nada más, hacer pereza, pero un cansancio acumulado, supongo, me ganó, por eso caí en un sueño muy extraño, con tintes de pesadilla. Aunque no recuerdo bien de qué trataba, fue muy angustiante. Los eventos del sueño transcurrían en una noche lluviosa, y se desarrollaban en la carrera séptima a la altura de la calle 50 y pico; digo esto porque en el sueño pasaba de largo Treffen ese bar que, imagino, todavía existe y que queda al costado occidental de esa vía.
Tengo las imágenes de la lluvia y una bruma levantándose del suelo muy frescas en mi cabeza, también las de personas que iban caminando de afán con abrigos oscuros. Parecía una película de los cincuenta, y seguro había un asesinato de por medio. Lo único que yo hacía era caminar a lo largo de la 7 de un lado a otro, pero siempre en el mismo sector. Caminar con miedo y angustia, en una noche lluviosa, pero qué bonito eso.
¿Quién era yo en ese sueño?, es decir, me imagino que somos nosotros mismos en los sueños, pero que interpretamos diferentes papeles. Había más personas, otros personajes, digamos, pero solo los recuerdo como sombras, bultos indefinidos con los que nunca llegué a interactuar.
Me marcó mucho la angustia que sentí en ese sueño. Algo malo había pasado, y si no buscaba refugio más eventos desafortunados iban a ocurrir. A eso, supongo, se debía la angustia, que trataba de calmar caminando sin un rumbo fijo, intentando perder a alguien, pero ¿a quién?
Me gustaría que mis sueños tuvieran un hilo narrativo más claro, pues no dejan de ser un conjunto de imágenes difusas.
Como llovía en ese sueño.