viernes, 1 de abril de 2016

Dispersarse

A pesar de la connotación negativa que puede tener esa actitud, ser disperso, prestar la atención a diferentes cosas al mismo tiempo y a la vez a nada, o experimentar episodios de dispersión, tiene sus ventajas.

Muchas veces, el cerebro, las emociones y hormonas nos juegan una mala pasada y nos subimos a la montaña rusa de los estados de ánimo.  A la larga creo que todos somos bipolares, sino que nos da miedo aceptarlo.  

Hoy en un momento del día me ocurrió eso.  No sé qué sensación o recuerdo activó una amoción negativa y comencé a darme palo mental con toda. Apenas intentaba sacar una excusa otro pensamiento podrido tomaba el control para que siguiera sintiéndome mserable.  En medio de eso, me distraje con algo, una página de internet, un apunte de mi libreta, la letra de una canción que llegó a mí cabeza, un ritmo de batería que ejecuté sobre unos tambores imaginarios, ya no me acuerdo qué fue, y volqué toda mi atención hacia eso.  

Gracias a ese episodio de dispersión logré echar todos los pensamientos negativos a la papelera de reciclaje de mi cabeza.  Como los desgraciados se restauran solitos, no me queda otra que refinar el arte de la dispersión.