martes, 26 de agosto de 2014

Apagarse

La vejez y sus efectos devastadores, no les encuentro  sentido alguno.  Uno debería, ya  de viejo, tener las fuerzas suficientes para vivir los últimos años de vida tranquilamente, sin pendejadas de esas como el alzheimer y demás enfermedades o dolencias físicas que suelen incrementarse en los últimos años de vida.

Si los viejos vuelven a ser como niños,  ¿Qué de malo tendría si manifestaran un poco de esa energía de la niñez? Un amigo de toda la vida de  mis padres, se envejeció rápidamente y el alzheimer lo atacó con toda. Escasamente recuerda a las personas, permanece  casí siempre callado, y la mayoría de las cosas que habla no tienen sentido alguno.  Es realmente triste, y da algo de rabia con la vida, ver como  una persona que antes era completamente culta  y  sostenía cualquier tipo de conversación, con un humor brillante, tiene que andar con alguien  detrás  todo el día.

Lo peor del caso es que, al parecer, tiene momentos de lucidéz en los cuales es consciente de su enfermedad y estado, y esto obviamente es un golpe a la tremendo a su autoestima, lo cual le causa depresión .  

Creo que la vejez se nos debería repartir parcialmente a lo largo de la vida; para que no llegue enterita al final de esta, y nos apage de un único soplo.