Circadiano: “Concerniente o relativo a un periodo de aproximadamente
24 horas. Se aplica especialmente a ciertos fenómenos biológicos que ocurren
rítmicamente alrededor de la misma hora, como la sucesión de la vigilia y el sueño."
Ritmo circadiano. Me gusta como suenan esas palabras. Si uno se concentra un poco en ellas, llegan a evocar diferentes sensaciones.
El punto es que mi ritmo circadiano es un desastre.
En los últimos días me he despertado entre la 1 y las 3 de la mañana y quedo como un bombillo. El sueño se me esfuma de inmediato.
Lo único bueno, creo, de esto, es que la transición del sueño a la vigilia ha sido limpia; algo que siempre he visto como un evento traumático.
Pues bien, me despierto a las 2:16 a.m. (Me gusta saber con la hora exacta. Imagino que la cifra encierra una verdad de vida que aún estoy por descubrir)
Lo distinto del día de hoy fue que me desperté con antojos de un pocillo de tinto.
“Pero hombre, ¿va a tomar tinto en plena madrugada? ¿No se supone que su ritmo circadiano está hecho trizas?”, pareció preguntarme mi cerebro.
“Sí, cierto—le respondí— Es usted muy prudente, gracias”. Acto seguido acomodé las almohadas, me arropé de nuevo con las cobijas, pero las ganas de tinto seguían ahí intactas y al alza.
“lo siento”, pensé dirigiéndome hacia mi cerebro y mi ritmo circadiano, me puse de pie y fui a la cocina a prepararme el tinto.
Allá, todos mis movimientos producían sonidos que parecían amplificarse bajo el silencio de la madrugada.
Busqué mi pocillo, que estaba enterrado en el lavaplatos y extraerlo fue como remover los escombros de una demolición. Pido disculpas si desperté a alguien como semejante escándalo.
De vuelta en el cuarto, decidí acompañar la bebida con unas galletas de chocolate amargo y esa, creo, ha sido una de las decisiones más acertadas de mi vida.
Ahora son las 2:59 a.m. Escucho cómo cae la lluvia afuera y estimo que me quedan dos sorbos de tinto.
Mi ritmo circadiano se fue al carajo, no tengo ni una pizca de sueño, pero siento una gran paz en estos momentos.