Cuando enciendo el computador el reloj marca las 4.30 a.m. Ahora son las 4.31.
Debería estar durmiendo, reuniendo energías para la reunión que tengo a las 9 de la mañana, pero heme aquí, tecleando estas palabras, y no sé que es más intenso, si el frío de la madrugada o el silencio que la envuelve. De no ser por el tic-tac de un reloj, sería absoluto. ¿En qué mueble está ese reloj? No lo recuerdo. De pronto es un ruido que mi cabeza se acaba de inventar a modo de defensa, ¿pero de qué? No lo sé, la mente es muy extraña, muy jodida. Como dice la letra de una canción de Pink Floyd: “There’s someone in my head, but it's not me”, o como dijo Carl Jung: “In each of us there is another whom we do not know."
La vida está repleta de deberías, pero la realidad los desbarata como si nada. ¿Por qué estoy acá, mientras debería tratar de conciliar el sueño? Diría que la razón principal es porque la temporada de dolores de cabeza que experimento, ha destrozado mis ciclos circadianos: Aunque me acueste a altas horas de la noche, me despierto a bajas horas de la mañana.
Si hay alguien con quien repartir la culpa, esa persona debería ser Joan Didion. Ayer comencé a leer Noches Azules, y Didion es una de esas escritoras que hacen que me den ganas de escribir, por lo precisa que es para narrar la vida, entonces uno piensa: debería apostarle a una escritura tan sincera y visceral. Y entre las ideas que van llegando, el comezón de la escritura aparece y no queda otra forma de aliviarlo que tecleando algo, lo que sea.
Ayer, mientras leía a Didion en las altas horas de la noche, pensé en escribir sobre el luto, en el sentido de cuando se deja un lugar que se ha habitado durante mucho tiempo, un hecho que experimento desde el año pasado.
El caso es que este fue el texto que salió. A veces hay que dejar que las cosas ocurran y no oponerse a ellas. Tal vez algún día me anime a escribir sobre el tema del que les hablé en el párrafo anterior, por el momento solo espero llevar a buen puerto este puñadito de palabras.
Ahora son las 5.05 y mi estómago acaba de crujir. Creo que es momento de ir a preparar un tinto, ese primer ritual o debería del día.