Ayer lo hice. Me ausenté de este lugar, es decir, no escribí acá. Eso no quiere decir que no lo haya hecho en todo el día, pero no lo hice acá y, como ya lo he dicho antes eso, de una u otra manera, quizá de forma microscópica, imperceptible, hace que el mundo se desbarajuste; el mio, digamos, pero imagino que en eso radica la cordura, en que el mundo de uno, el interno, no se desequilibre, y eso tiene mucho que ver con hacer y no hacer eso que nos gusta.
Hoy podría haberme ausentado de nuevo porque tengo sueño, que fue lo que evitó que escribiera aquí ayer en la noche. Hoy quiero dormir, pero también quiero leer, como mínimo, un capítulo de una novela y, además, ver el capítulo de una serie. Lo ideal sería hacer ambas cosas, pero creo que voy a traicionar a alguna, o las dos, poeque las horas no me van a alcanzar, pues los días, bien saben ustedes, se empeñan en tener únicamente 24 horas; así que es posible que simplemente me decida por rendirle homenaje a Morfeo, sin darle tantas vueltas al asunto.
Hoy, cuando venia caminando a la casa, svompsñsfo (la palabra era acompañado, pero ubique mal los dedos en el teclado) de una lluvia triste que caía sin ganas, sonó en mi MP3 Joining you, del desconectado de Alanis Morissette. En ese instante pensé que una de las estrofas era perfecta para relacionarlas con el concepto de ausencia y sus consecuencias catastróficas, en mi mundo repito, relacionadas con no escribir. Hace un rato leí la letra de la canción y no entendí por qué llegué a semejante conclusión. Esta fueron las líneas que me llamaron la atención:
And yes, they're in shock
They are panicked
No sé cuál fue la relación que encontré en ese momento con el tema de este post. Parece que no hay ninguna, pero bien sabemos, o por lo menos eso es algo que me gusta creer, que todo en esta vida se relaciona de extraña manera.
Se me ocurre que, de pronto, la vida simplemente consiste en ausentarse, en cambiar de espacios, rutinas y momentos, y que eso es algo que nos hace entrar en shock. Por eso es bueno buscar rutinas que sirvan para calmarnos, rutinas que nos anclen, y que eviten que el mundo siga dando vueltas. La clave está en volver a ellas apenas podamos, antes de que nuestro mundo se despiporre, que buena palabra esta, por completo.