Ayer tenía una reunión por la tarde. Llegué antes, así que decidí ir a una librería que tiene un café para leer un rato. Me compré un capuccino y un muffin de frutos rojos y me tocó sentarme en un asiento de cuero porque todas las mesas estaban ocupadas.
Tuve que demorar un poco mi lectura porque no había manera de, sólo con dos manos, manejar el libro, comerme el muffin y tomar capuccino . Después de unos minutos por fin pude sacar el libro y comenzar a leer.
Detrás mio, en una de las mesas, se encontraba una mujer con un saco blanco que contrastaba con sus labios que estaban pintandos de un color rojo intenso, y un hombre con saco negro y barba. A primera vista, y por la forma en que se trataban y reían parecían ser sólo amigos.
En un momento, e levanté la mirada porque una señora tumbo unos libros y eso me distrajo. Cuando iba a sumergirme nuevamente en la lectura, caí en cuenta que podía oír claramente la conversación de la pareja.
"Sí, imagínate. él es muy chistoso. Siempre habla sobre mí y dice:"imagínense ella no fue a las primeras clases y ahora escribe poesía" le decía la mujer al hombre.
Hablaron otro par de cosas a las que no les puse mucha atención, hasta que de un momento a otro, la mujer cambió el tono de su voz y dijo:
"lo que pasa es que nos fijamos más en lo que nos faltaba que en lo que teníamos. De todas maneras es chévere volver a verte. Después de este tiempo, siento que cerraste filas, y yo quería hacer un punto de quiebre en mi cabeza."
No sabía si tenían agarradas sus manos, se miraban con amor, desconsoladamente o si llevaban las tazas de café a sus bocas de forma nerviosa, y si me hubiera volteado para apreciar la escena, habría sido muy obvio que estaba espiando su conversación. La mujer continuó hablando, ahora su voz le temblaba.
"Quiero que sepas que me importas mucho, lo que piensas, como estás, y quiero que te quedes con eso. No tengo ni idea para ti que fue esto...y pues sí, la vida fue extraña. No tenía pensado decir esto, estoy divagando. Es chévere volver a verte."
El hombre comenzó a responder pero de acuerdo a su tono de voz, era claro que no estaba tan sentimental como su ex-novia, ex-cuento o lo que fuera.
Le doy la razón a la poetisa, en el sentido en que a veces uno comienza a hablar, sin haberlo pensado, y le suelta a alguien un montón de información que, más allá de querer intentar algo nuevamente con esa persona, tiene como fin desenredar la cabeza y el corazón. A veces es bueno hacer eso, porque no existen palabras más sinceras que las no planeadas.
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