Camino por la mitad de la calle en un mercado de pulgas, sin ánimo de fijarme en nada de lo que ofrece cada uno de los puestos que se encuentran a lado y lado. Continúo con la misma consigna hasta que me doy cuenta que unos metros adelante, a mí derecha, se encuentra un puesto con libros. Nunca dejo escapar una oportunidad de hojear libros así no tenga intenciones de comprar uno.
El señor que atiende el puesto, habla con un posible comprador sobre una versión del Quijote que, según él es muy buena por X razón. La verdad no le pongo atención a lo que dice. Escaneo con la mirada los libros que se encuentran sobre una mesa, y me llama la atención el que lleva el título "3600 verdades de punta".
Sé que no es una novela y que seguramente será un libro repleto de frases motivacionales o verdades, según asegura su título. Lo agarro y lo abro más o menos por la mitad para ver si el destino, la vida o lo que sea me quiere regalar una gran verdad que me va a ayudar este año. La frase con la que me debía encontrar es la siguiente:
"Las mujeres son como la publicidad, no se
les puede creer ni el 50 % de lo que dicen"
¡misógina estupidez!, cierro el libro con rabia y lo vuelvo a poner en la mesa. Si esa es una de las verdades, no me imagino lo insulsas que serán las 3599 restantes. Hubiera preferido encontrarme con: "Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa", o alguna "verdad" por el estilo.
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