Ese es tal vez uno de nuestros mayores problemas. Tendemos a clasificar a las personas en grupos: los del SI y los del NO, los que votaron por Trump y los que lo hicieron por Hillary, así hasta llegar a asuntos tan insignificantes como a los que les gusta la Coca Cola o la Pepsi.
El hecho es que todos somos humanos e independiente de nuestras condiciones sociales, somos la misma vaina, seres a los que el amor y la muerte son temas que constantemente les raya la cabeza, es decir, a la larga compartimos los mismos miedos y ansiedades y, por qué no, también ciertas alegrías.
Apenas creamos los bandos: ellos y nosotros, juzgamos y, claro, como siempre, nosotros somos los que tenemos la razón y ellos, pues es mejor que se unan a nuestra causa o si no que se callen y se jodan en su ignorancia.
Otra vez el jodido punto de vista que comprime nuestras mentes, mientras lo que deberíamos buscar es la creación de narrativas incluyentes y no lo contrario; narrativas que levanten nuestro espíritu y que nos hagan sentir parte de un todo que quizá nunca llegaremos a comprender del todo.
La meta es eliminar las palabras "Ellos", "Nosotros", para utilizar "Todos".
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