Camina con la mano derecha metida en el bolsillo. Lleva puestos jeans azules desteñidos y una chaqueta roja. De repente frena en seco y mira hacia ambos lados nervioso, como si estuviera a punto de hacer algo que no debe. Luego se baja el tapabocas con la mano derecha.
¿Por qué diablos hace eso? Me gustaría gritarle y decirle que es un desconsiderado, pero uno no puede andar por la calle como un maniático, gritándole cosas a gente que no conoce. Lo miro de lejos, al tiempo que lo maldigo en silencio.
Ahora sube la mano que estaba libre hacia la cara. ¿Se la va a tocar?, ¿acaso está contagiado y ya no le importa nada?. No lo sabemos. No sabemos nada de nadie, pero lo que sí sabemos del hombre, les cuento, porque no he dejado de observarlo, es que se lleva un cigarrillo a la boca, para darle una profunda calada, como si de eso se tratara la vida, la suya por lo menos, claro está.
Cuando la termina sonríe, parece que está completo, que no le falta nada, que el acto de fumar, por más sencillo que sea, lo es todo para él. La vida está llena de pequeños detalles a los que les atribuimos todo el significado del mundo, detalles que nos sostienen y con los que nuestra existencia cobra sentido, sin ellos seguro enloqueceríamos.
nuestras miradas se cruzan. Me hago el loco, dejo de insultarlo mentalmente, y miro hacia otro lado.
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