La primera vez que vi el libro "Voces de Chernóbil", no tenía idea que lo había escrito la premio nobel Svetlana Alexiévich.
Esa vez leí un fragmento de la contraportada:
"Cierra las ventanillas y acuéstate. hay un incendio en la central.
Vendré pronto. Esto fue lo último que Vasili Ignatienko, un joven
bombero, dijo a su esposa Liudmila"
Si usted, estimado lector, no siente algo de curiosidad por saber que le terminó de pasar a Vasili y su esposa, seguro es un robot. Yo no me aguanté las ganas y en la siguiente visita a la libreria compré el libro, que está dividido en tres partes: La Tierra de los Muertos, La Corona de la Creación y La Admiración de la Tristeza, que contienen más de 40 relatos, que Alexiévich define como monólogos, realizados a partir de entrevistas ha personas que han vivido la tragedia de Chernóbil en carne propia.
Algo muy interesante del libro de la escritora bielorrusa, es el enfoque hacia el lado humano de la tragedia, y como ha transcurrido y transcurre la vida de las personas que viven cerca al reactor; viejos campesinos, por ejemplo, que sienten que si la radiación no los ha matado, la vida en la ciudad terminaría de hacerlo.
En el libro quedan expuestas nuestras ínfulas como raza, de creernos amos y señores, no solo del planeta sino del universo entero. Nadie estaba preparado para lo que ocurrió en la central, incluso los soviéticos que se se sentían listos para una guerra atómica.
De pronto lo mejor que podemos hacer ante esos temas que no dominamos del todo,. es comportarnos como niños pequeños, es decir, acercarnos a a lo desconocido con asombro y las dosis necesarias de respeto. De resto vamos a seguir siendo niños que juegan con pistolas.
"Es posible darle una pistola a un niño?
Nosotros somos unos niños locos"
- Voces de Chernóbil -
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