Chontaduro es una palabra muy agradable. Creo que incluso podría utilizarse como mantra para meditar. Siempre he pensado que las palabras que empiezan con “ch” o mejor, que comienzan con las letras c y h, ya que los eruditos de la RAE le rebajaron su título a dígrafos (dos letras que representa un solo sonido), son graciosas y muy sonoras.
Hoy me llamó la atención el título de una noticia en internet: “La cirujana de mi hija vende chontaduro” que no tenía comparación con otras que la rodeaban: “Jennifer López muy sincera sobre Marc Anthony”, “Todos los involucrados en el peor caso de corrupción”, “El nuevo triunfo internacional de J Balvin”.
El título de la noticia de la cirujana es es un buen juego de palabras. Quizá evoca recuerdos de manera inconsciente y por eso llama la atención. De inmediato pensé en una historia emotiva sobre una cirujana que vende chontaduro, y a partir de ahí comenzaron a desprenderse varias preguntas: ¿qué la llevó a hacer eso? ¿apoya alguna causa? ¿qué punto desea dejar claro?”.
“La ‘cirujana’ debe ser mucho más interesante que Jennifer López o J Balvin” pensé. Dejé la ventana abierta y me ocupé con otra tarea, hasta que en una de mis frecuentes y esporádicas pausas activas mentales del día, decidí leer la noticia.
Me decepcionó, pues el uso de la palabra chontaduro se desperdicia completo en todo el texto. Este trata sobre "La cirujana”, que se se hace llamar “La Ronca”, y su grado médico no es más que otro seudónimo. Combina la actividad de vender chontaduro con la de realizar procedimientos quirúrgicos de “belleza”, como aumento de glúteos a través de inyecciones de Aceite industrial, a mujeres que sueñan con, digamos, tener la cola de Jennifer López.
Seguro que "La cirujana" cuenta con el mismo nivel de mentira de todos los que están envueltos en el peor caso de corrupción. Aun intento descifrar cual es el punto de conexión que tiene con J Balvin.
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