Soñé algo. Ya no recuerdo qué fue. Solo tengo unas imágenes borrosas de un bosque y que mi yo en el sueño pasaba un rato agradable con alguien.
Eran las 6 de larde y leía en una de esas posiciones, de medio lado, que solo son cómodas para leer, pero mortales para el cuello.
Estaba en esas cuando de repente un manto pesado de sueño me cubrió en cuestión de segundos. Primero, parece, caí en un micro-sueño, porque cuando abrí los ojos había perdido el renglón de lectura en el que iba.
En el relato, una mujer vive una vida que no es la suya y una de las personas se da cuenta de eso, pues ella, que se supone es una científica, trata de evadir las preguntas que le hacen.
Eso fue lo último que leí, antes de que el manto pesado del que les hablo cayera sobre mí. Luego me quité los lentes de contacto, acomodé de nuevo las almohadas, e hundí mi cabeza en ellas.
Me pregunto si ese sueño que tuve tiene que ver con lo que leí. Si extrapolé algo de esa información, minutos antes de cerrar los ojos, a mi relato onírico. No lo sé.
Me desperté pasadas las 8 de la noche con la garganta seca y con una sensación extraña de noqueo, es decir, sin saber quien soy o qué hago en el mundo, pero me importó poco mi ignorancia.
Intenté recordar el hilo de los eventos del sueño que tuve, pero este se diluyo en mi cabeza, tan rápido como se había cubierto con el manto pesado.
Luego me quedé unos minutos mirando pal techo, intentando descifrar qué significa la vida, pero esa superficie no me dio ninguna respuesta.
Me puse de pie y fui al baño a echarme agua en la cara para despertarme del todo.
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