Ese es el titular que lee Valentina Bustamante, mientras toma un café y hojea el periódico.
Lo primero que se le viene a la cabeza son las palabras Al·lahu-àkbar (Dios es grande), esa frase inocente que ha sido degradada por los atentados terroristas.
Luego, quién sabe por qué tipo de asociaciones que realiza su cerebro, piensa sobre el concepto de verdad.
Bustamante anda por la vida tratando de descifrar qué es la verdad o, por lo menos, definir la suya. Cree que está ligada al punto de vista de cada persona y que por más increíble o ridícula que nos parezca le verdad de alguien, es casi imposible cambiar lo que las personas consideran como verdad.
Después de darle un sorbo a la bebida caliente y respirar su vaho, deja el pocillo sobre la mesa, toma su celular y busca la palabra en la RAE:
Se encuentra con seis definiciones y, de esas, 2 le llaman la atención:
“Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa.”
Cree que esta tiene que ver con lo del punto de vista: estar conformes con lo que sea que hagamos, y que el resto de mortales se muerdan el codo si no les gusta; es nuestra verdad y punto.
Piensa en el hombre que llevaba puesto un chaleco con explosivos. Para él su verdad era esa: inmolarse y llevarse con él a unas cuantas personas. ¿Quién le puede cambiar su forma de pensar? Seguro que es casi imposible hacerlo, esa era su verdad y no hay nada que hacer.
La otra definición dice:
“Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna”.
Bustamante cree que es muy difícil encapsular el significado de una palabra y todo lo que nos hace sentir en tan solo una frase. Piensa que ambas definiciones, como muchas cosas en esta vida, están bien y mal al mismo tiempo, que hay verdad en ellas, valga la redundancia, pero también mentira o, más bien, desconocimiento.
Decir que la verdad es siempre la misma, sin mutación alguna le parece un absurdo. Recuerda la definición que da el escritor español Manuel Vilas:
“La verdad está siempre en constante transformación, por eso es difícil decirla, señalarla. Más bien siempre está huyendo. Más bien lo importante es reflejar su continuo movimiento, su irregular y desacomplejada metamorfosis.”
Le gustan más la definiciones de verdad que dan los escritores, como esta otra de Javier Marías:
“La verdad no es nunca nítida, sino que siempre es maraña.”
O la manera en que la describe Anaïs Nin en uno de sus diarios:
“In creation I would reveal what I am, or all the truth.
No hay comentarios:
Publicar un comentario