Para nadie es un secreto, que todos los días
tenemos un pie en el más allá y otro en el más acá y que vamos por ahí porcentualmente
muertos, pero no es justo que algún malnacido se asegure de qué esa
probabilidad se convierta en 1, sólo porque así lo dictan sus creencias y/o su
retorcida cabeza.
Algunas veces, cuando monto en avión, se me
pasan por la cabeza cualquier tipo de pensamientos trágicos, uno recurrente es
que a un mecánico se le olvido apretar una tuerca (tendrán tuercas en algún
lugar, me imagino), y que la pieza suelta va a generar una reacción
en cadena de fallas, que finalmente harán que el avión se estrellé.
Algo en lo que realmente nunca había pensado (de
ahora en adelante lo haré) es que al piloto le dé por estampar el avión contra
una montaña. ¿Por qué carajos tenía que suicidarse de esa
manera? ¿Por qué no mejor volarse los sesos y ya, si tantas ganas tenía
de dejar de vivir? ¿Qué diablos le pasa a nuestra raza?
Parece que no tenemos solución, y solo nos queda
esperar la III Guerra mundial, un par de bombas aquí y allá, para así dar paso a
la siguiente raza dominante, que de seguro serán las cucarachas, las cuales indiscutiblemente realizarán
un papel mucho mejor que el de la raza
humana.
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