Hoy pasé por las canchas de Tenis del Parque Nacional. Cualquier cosa relacionada con ese deporte me devuelve a mi época en la universidad y me recuerda a Carolina. Siempre me ha sorprendido como vivimos envueltos por historias y como cualquier objeto, lugar, recuerdo las dispara en nuestro cerebro.
Carolina iba un par de semestres debajo del mío. Le encantaba jugar tenis y siempre andaba en pinta deportiva y cargaba su raqueta para todo lado, pues cualquier rato libre que tenía lo aprovechaba para jugar.
Muchas veces la acompañe a entrenamientos y torneos. Me encantaba ver lo mucho que se divertía jugando. Creo que sobra aclarar que Carolina me gustaba mucho. Algo que potencializaba ese gusto, era toda la pasión y amor que le profesaba a su deporte; ver como se emocionaba con tan solo hablar sobre él; la hacía ver más especial. De su físico sus piernas eran increíbles; en mi opinión, la parte más sexy del cuerpo de una mujer.
Carolina vive en el exterior y hace rato me dejé de hablar con ella. Se convirtió como muchas otras cosas y como dice Faciolince, en otro de mis tantos ex-futuros. Espero que todavía conserve la misma pasión por el tenis que tenía en ese entonces.
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