Eran las y 39 ahora son las y 46, me refiero a las 10 p.m. Por eso el post se titula 21 minutos, quería escribir solo durante ese lapso de tiempo. Comencé a escribir algo, pero lo borré porque me pareció aburridor. Luego me quede mirando la pantalla, hasta la segunda hora que mencioné y ni media idea se me cruzó por la cabeza. Creo que todo se debe a un artículo que escribí hace un rato con el que me tuve que esforzar mucho. Finalmente lo terminé, pero deje la conclusión y edición para mañana. Eso es bueno, es decir, concluir lo que uno comienza a escribir, ya habrá tiempo, como dice Ricardo Silva, de reescribir y editar.
El tiempo, el intangible que creemos atesorar no el periódico, tiene huevo. Ya son las y 52. A veces parece que cuando uno quiere que corra despacio, las manecillas del reloj aceleran su movimiento y entonces los minutos duran menos de lo usual, yo le pongo unos 30 o 33 segundos.
Una vez leí una historia de un hombre que sabía que le quedaban exactamente 4 horas para morir y se sienta a escribir sobre eso. El final es un párrafo inconcluso, pues el hombre se desploma sobre el escritorio.
Quedan 5 y todavía no he hablado, escrito más bien, de nada en concreto y así se quedara este post, un montón de ideas desordenadas, con muy poca conexión entre una y otra. Hablando de conexión, hoy volví a conversar con una amiga con la que hacía mucho no hablaba, de repente el día día nos fue consumiendo y nos dejamos de hablar. Por favor no haga eso, es decir, no pierda contacto con esas personas que realmente valen la pena, y de ser posible mande a la mierda a aquellas que no le aportan nada.
Ahora los minutos están durando unos 20 segundos, ya son las y 58, ¿Qué tal que yo, cómo el personaje del cuento, me desplome exactamente a las 11?, espero que no sea así, la verdad tengo pocas ganas de morir hoy, pero ¿cómo sabe uno eso?. Ahora son las y 59, ¿Sobre qué escribiría usted, estimado lector, en su último minuto de vida?
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