El otro día en una librería vi un libro, tipo diario, de Anaïs Nin. Me llaman la atención esos textos de los escritores que no tienen nada que ver con sus trabajos de ficción; solo un decir, pues seguro están repletos de temas que hacen parte de sus obras.
Me gustan porque me parece que en cada anotación, en cada entrada, saltan de un tema a otro con facilidad, y esa especie de desorden y/o aleatoreidad me agrada.
Abro el libro más o menos por la mitad, y me encuentro con una entrada del 18 de Septiembre de 1935, ¿acaso eso no es fascinante?, es decir, tener la posibilidad de saber cuáles eran los pensamientos más íntimos de una persona que ya no está presente, en un día preciso? Quizás si, quizás no, de pronto es una especie de voyerismo que todos desarrollamos en mayor o menor grado.
Son tres párrafos pequeños. En el primero Nin habla sobre un hombre que se llama Eduardo, de quién afirma que va: "acompañado de surrealismo"
En el segundo, habla sobre su proceso de escritura y cómo se traga su neurosis cuando escribe y cómo también puede hacerlo gracias a ella. Lo concluye con una frase hermosa: "preferiría ser camarera de cabaret y bailar jazz hasta morir"
El último se lo dedica a Henry, Miller supongo, y cuenta como este utiliza a sus amigos, en especial a un tal Fred que define como: "una edición barata de Henry"
Adelanto unas hojas y caigo en otra entrada de unos días después. En esta habla sobre la debilidad de Miller al utilizar a las personas y como debido a eso, pierde su amistad con Aleister Crowley. Nin dice que le escribe una carta y que está siendo sincero, pero que de resto solo se acerca a las personas para utilizarlas.
Dice que Miller no comprende que a las personas les duele que las utilicen, y que no sabe que "solo el amor hace que la utilización sea correcta."
Bailar, bailar jazz hasta morir...
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