El café tiene una sección de libros, y la mujer que la atiende saluda a Luisa, una cliente frecuente, que acaba de llegar. Se cruzan unas palabras y la última la quiere invitar a tomar algo para que charlen un rato. “Ok vale, un chocolatico caliente” dice la primera. Luisa se dirige hacia la barra del lugar para ordenar las bebidas.
En uno de los estantes veo un libro de Kazuo Ishiguro. “¿Has leído al último Nobel? Le pregunto. “No”, responde, pero Luisa ya leyó algunas de sus novelas, ella lee muchísimo”, me cuenta. Me cae bien Luisa, pertenece a mi tribu.
Luisa se nos aparece al lado, como si se hubiera materializado de un momento a otro y le pregunta a la librera, “¿me guardaste el libro del asesino?”. “Si. Claro”. Le responde la mujer. “Ahh que bueno, es que la mujer que me lee el tarot no me quiere cobrar la próxima consulta y yo le prometí pagarle con un libro, y quiero regalarle mi libro favorito, el mejor del universo”
Ante la evidente emoción de Luisa al hablar sobre el libro, no me aguanto y meto la cucharada en forma de pregunta, “¿Cuál es?”.
"El asesino ciego de Margaret Atwood. Adoro ese libro”, dice con un dejo de suspiro. “¿Es el mejor del mundo mundial?” pregunto. “Pues para mí sí”. “ ¿Mejor que El Cuento de la Doncella?”, el único título de Atwood que tengo en mi radar de lectura”. “No tanto”, interviene la librera. “A mi me parece que sí” responde luisa muy rápido, “creo que está mucho mejor logrado”, concluye.
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