miércoles, 15 de abril de 2015

Deber y Arrepentirse

Ayer tenía que pagar la tarjeta de crédito, ese invento del demonio que nos da a todos una  sensación ficticia de capacidad adquisitiva.  Todavía no entiendo por qué hay personas que se ufanan de tener más de dos con cupos exorbitantes, pero es que así somos, siempre  nos gusta  aparentar más por lo que no tenemos y vivir de ilusiones, nada que hacer.

Tenía que pagarla porque se me olvido y tuve que ir a  hacer el pago hoy.  Me molesta cuando se me olvidan esas cosas que tengo presentes, pero que de un momento a otro son relegadas a las profundidades abismales del cerebro, mientra este se pasea entre infinidad de temas y pensamientos.

Al llegar al banco,pensé que la cajera me iba a regañar o decirme algo como "La fecha límite de pago era ayer".  No dijo, ni creo que haya pensado nada, la verdad no  les debe importar que sientan o piensen  los clientes de su empleador.

Sería buenísimo que deber plata no nos agobiara tanto.  Lo que de verdad debería preocuparnos, es debernos cosas a nosotros mismos: No expresarle nuestros sentimientos a alguien, no apostarle a ningún sueño o proyecto; en últimas temerle al cambio, que es lo que realmente mueve el mundo.  

Preocupemonos más bien cuando caigamos en el   arrepentimiento, por no haber hecho algo. 

"─¿Le ocurre algo?pregunté con prevención.
Me ocurredijoque me arrepiento de todo, de todo, 
me arrepiento de todo, pero no se preocupe, en seguida se me pasa."  
- Juan José Millás, Arrepentimiento -





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