Voy camino a casa, apenas voy a cruzar una calle, un grupo de gente se arremolina en la acera opuesta. Dos policías resaltan en la noche con sus chalecos verdes fluorescentes y los acompaña la sirena de una ambulancia que, muda, salta de una luz roja a otra azul frenéticamente.
¿Qué ocurre? es imposible no sentir curiosidad. Una vez al otro lado, veo lo que el resto de chismosos, como yo, observan. Un hombre, que me hace pensar en una momia por lo rígido que se encuentra, está recostado sobre una camilla en la ciclorruta. Supongo que iba en la suya y un carro lo atropelló, aunque también podría haberse caído y dado un golpe en la cabeza, o algo por el estilo. Hay miles de maneras de que en cualquier momento se nos dañe el caminao'.
No entiendo por qué el circulo de personas no se dispersa; tal vez esperan que el hombre se levante y diga algo como : “Ehhh los tramé” o que se ponga de pie y haga una venia, pues ahí siguen todos, como los espectadores mudos de una obra de teatro.
Sigo de largo, a veces es mejor alejarse de ciertas descargas de realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario