lunes, 23 de junio de 2014

Palanca

Arquímedes mencionó aquella famosa frase de "Dame una palanca y moveré el mundo".  Para cuestiones de física es una frase que aplica totalmente, pero en cuestiones laborales la frase se "tuerce" para convertirse en : Dame una palanca y estancaré el mundo.

Suponga que usted tiene ciertas aptitudes que le permitirían realizar determinado tipo de trabajo y ocupar un puesto laboral con el que siempre se ha soñado.  Si el mundo fuera siempre justo, lo más razonable sería que usted ocupara dicho puesto, a menos que exista una persona que tenga más experiencia en su campo, en cuyo caso, usted se convierte en el complemento de la búsqueda laboral de esta.

Algunas veces esto ocurre, pero en otras ocasiones simplemente las empresas dan los puestos por la fuerza de alguna palanca laboral; la cual tiene el suficiente poder de ubicar a quien se le de la gana en cualquier tipo de cargo. Justo en ese momento en que el cargo es ocupado con la ayuda de una  palanca, es cuando el mundo se comienza a estancar.

Es muy poco probable que la persona que ocupo un puesto gracias a una palanca, quiera dar lo mejor de sí en el mismo.  Entonces después de un tiempo esta se sentirá miserable porque por más grande que haya sido la palanca, no se va a encontrar a gusto en el cargo ocupado.

Por otro lado, aquel que se acoplaba  al puesto perfectamente; probablemente ocupó otro, el cual no creé que lo llena de la misma forma que aquel que le quitó la acción de la palanca.  

Imagino que desde la primera palanca laboral que se ejerció en el mundo, vino una seguidilla de personas insatisfechas, porque están en un puesto que los agobia a pesar de la palanca o bien porque les toco buscar un puesto en el que no se encuentran a gusto por culpa de una palanca laboral que les arrebató otro.

Queda visto, entonces, que las palancas laborales, entristecen a las personas y estáncan al mundo.

sábado, 21 de junio de 2014

Amor Ligero

Nunca fuí ni seré un gran fanático de Soda Stereo; creo que, por algún motivo que no puedo determinar con precisión, su música nunca me llegó a emocionar como a muchos otros. 

En algún edificio cercano, parece que casi todos los fines de semanas organizan fiestas.  Hoy escuché a muchas personas cantar a grito herido "Música Ligera", y recordé como en los inicios de mi carrera universitaría, época que parece ubicarse siglos atrás, era una canción que ponían en la recta final de las rumbas, cuando uno ya se encontraba, en la mayoría de ocasiones, fuertemente alicorado, y entonces el grupo de amigos se abrazaba formando un circulo para gritar el coro de esa canción, mientras se daban vueltas de forma descontrolada  como si el mundo se fuera acabar. ¡Que vaina más ridícula!

Esto fue Lo primero que me llegó a la mente al escuchar hoy a ese grupo de personas que al parecer hacian  lo mismo; pero también pensé, debido a la trama de una novela que estoy leyendo, que en efecto el amor, en medio de su grandeza y la placidez que genera en las personas, es completamente ligero, como una corriente de aire que se arremolina un rato junto a uno y que puede desvanecerse tan fácil como llegó a hacer presencia.

Quien sabe si realmente existe, en algún rincón del planeta, esa persona que nació al igual que uno simplemente destinada a ser su pareja.  De pronto esto es posible, pero como ya somos más de 7000 millones de medias naranjas, tal vez encontrar esa otra mitad es un asunto de locos, y  terminamos por relacionarnos sentimentalmente con personas que, casi a ciencia cierta, sabemos que no son nuestra otra mitad, sino una fracción menor a la misma 1/4, 1/16, y todas las posibles e infinitas fracciones que existen de 0,1 a 0,5.

Quiza también es por esto que cuando estamos inmersos en una relación sentimental, un tercero irrumpe en nuestro tranquilo entorno, y empiezan a germinar las dudas de nuestros sentimientos hacia la pareja actual.  Todo porque ese "intruso" que llegó representa una fracción mas grande que la que representa nuestra pareja.

En este orden de ideas, el amor si resulta ser música ligera, o en otras palabras el amor es como un quebrado matemático, teniendo en cuenta que según los eruditos de la RAE, uno de los significados de quebrado(a) es "Dicho de una persona: Que ha roto su noviazgo".


jueves, 19 de junio de 2014

Columpio

Hoy me devolvía para la casa y pase por un parque donde hay una de esas estructuras para que los  niños jueguen, con rodadero, una casita de madera y dos columpios.  En estos últimos, dos hermanas monitas se encontraban balanceándose.  La mayor ocupaba el del lado derecho y ya estaba alcanzando una gran altura con su movimiento pendular, mientras que la menor, la cual escasamente alcanzaba a rozar con los pies el piso, se mecia apaciblemente en el suyo.

Cuando la mayor pasaba al lado de la pequeña le decia que mirara como ella podía llegar más alto y como, por decirlo de alguna manera, sabía utilizar mejor el columpio.  Miré la cara de la pequeña,  la cual se encontraba concentrada y mordiéndose el labio,  tratando de imitar a su hermana mayor, tal vez cansada de la burla de esta.

El punto es que desde pequeños nos quieren enseñar que  en esta vida  solo debemos  ganar. Que es imperativo apabullar a quien tengamos enfrente, independiente de cual sea el contexto; porque ganar supone éxito, concepto que a la larga  es igual de subjetivo a la felicidad.   Ya de adultos, como tenemos tatuado en la mente que solo debemos ganar, apenas nos enfrentamos ante una derrota, se nos viene el mundo encima, porque en nuestro imaginario personal y colectivo, aun seguimos creyendo que fracasar está mal. 

Por querer "ganar" y aparentar  en el mundo de los negocios, la empresa Enron llevó una contabilidad doble, llegando a exagerar sus ganancias por más de 500 millones de dolares. Una vez descubierto el desfalco, la caída de la compañía no duró nada, llevándose consigo otras gigsntes como la consultora Arthur Andersen.  

Lo que le deberían enseñarle más bien a uno desde chiquito, es a gozarse cualquier momento sin importar si se está arriba o abajo y sin tener que estar todo el día comparándose con el otro; también que entre más alto este uno en un columpio mas fuerte será el golpe si nos llegamos a caer.


miércoles, 18 de junio de 2014

Cordialidad

Creo que muy porcas personas son completamente sinceras.  Tal vez si fueramos más directos y no andáramos con tantos rodeos sobre lo que pensamos acerca de una persona o un tema en particular, el mundo funcionaria mejor.

Está claro que en un principio nos costaría aceptar que  nos digan cosas que podríamos calificar como ofensivas, mientras que el otro las califica de sinceras.  Todo porque nos han metido en la cabeza que el ser cordiales debe mandar la parada, que así es como, en la mayoría de los casos, debemos actuar.

Entonces uno en muchas relaciones de su vida termina siendo un completo hipócrita en vez de ser geniunamente cordial.  Por ejemplo cuando entrevistan a un jugador del equipo de fútbol que ganó un partido, y le preguntan sobre el otro equipo, siempre dice cosas buenas sobre el mismo: que fue un rival muy duro, que su equipo sabía muy bien que el partido no iba a estar fácil, bla bla bla; cuando podrían ceñirse a la verdad y simplemente decir que el otro equipo no es tan bueno como ellos, o simplemente que apestan jugando.

Lo mismo ocurre en esos conatos de relaciones sentimentales, donde una persona  le declara el gusto o amor a otra y está la responde con las típicas estupideces de "Solo te veo como un amigo(a)" "No quiero tener nada con nadie por el momento", etc. en vez de decirle al susodicho(a) "mire, usted no me gusta ni un poquito, y no tiene el mínimo chance de involucrarse conmigo sentimentalmente"

Todo porque se supone que la cordialidad debe imperar en nuestras vidas; pero en el momento en que esta atropella a la sinceridad,  no sirve de nada porque estamos siendo falsos.  

Nada mejor que las personas tengan los pantalones suficientes para decir las cosas de frente.  Muy sefuramente al principio dolerá, pero creo que a la larga uno se terminaría acostumbrando.  Preferible  no ser cordiales a ser una tracamanada de asolapados.

martes, 17 de junio de 2014

Aeropuerto

A mí me gusta mucho ir al aeropuerto. La razón tonta es que uno ve mucha vieja buena; la que realmente me atrae hacia este sitio, es que es un lugar con una energía contradictoria que a la larga resulta agradable.

Me agrada, no sabría decir particularmente el por qué, ver como mucha gente llega y se va. Las personas en ese lugar parecen tenerla completamente clara y caminan con una resolución avallasadora; tal vez eso es una de las razones por las que me gusta tanto el aeropuerto;  siempre está en movimiento

 "Si algo le gustaba a Julio de los aeropuertos era precisamente que 
nadie perteneciera a sus instalaciones, sino al lugar 
del que venían o al que se dirigían."
Juan José Millás
-Laura y Julio -
 
Opino que la energía es contradictoria, porque a pesar de las emociones de tristeza y felicidad que uno percibe en el lugar, de alguna forma uno se recarga de estas.  Es como si  quedaran suspendidas en el aire, y uno, que hace parte de ese movimiento general,  las roza, adquiriendo por breves segundos el sentir de un sincero abrazo, de un beso en la mejilla o uno más pasional en la boca, de un movimiento de manos que saludan a lo lejos, etc.

Ayer mientras esperaba la llegada de mis padres, me fije en como las personas se desmoronaban, en un buen sentido, emocionalmente, cuando ese ser querido atravesaba finalmente la salida arrastrando una pesada maleta y con alguna otra sobre los hombros.  

Ver las caras de emoción de las personas, como les brillan los ojos intentando expresar todo lo que sienten, sus risas, llanto de alegría, etc. es algo que me deleita. Creo que esos breves momentos, que a veces parecen y son atesorados por una eternidad, evidencian lo realmente humanos que podemos llegar a ser.

Ayer ví a dos mujeres monas que eran de Rusia, aseguro un primo mío.  la más alta tenía una cara muy bonita, con ese tipo de nariz respingada que tanto me gusta.

También vi como una  familia compuesta por una mujer de unos 20 años y sus papas, recibió a su hermana e hija respectivamente en medio de un llanto y una emoción indescriptible.  La madre y la hermana se abalanzaron estrepitosamente sobre la recien llegada, colmándola de besos y abrazos.  En medio del furor del esperado encuentro, la hermana que la estaba recibiendo terminó el abrazo y se retiró para buscar al papa, el cual vestido de sudadera, venía caminando tranquilamente con un paquete de galletas en la mano.  Mientras se echaba una a la boca, su hija lo recriminó y le dijo algo como "Pero que poco amoroso eres papá". El padre, que debió haber sentido algo de pena, se llevo instintivamente la mano a la boca para dispersar las migajas del bigote y se unió rápidamente al recibimiento de su hija.

Y así vi muchas otras  familias que dejaron que sus sentimientos hicieran erupción. Otros viajeros, en su mayoría backpackers,  pasaban de largo  dando a entender que no están para dar tales muestras de afecto y que tal vez lo único que desean es recostarse sobre una cama o irse de juerga.  

Al final salieron las azafatas y los pilotos con caras de cansancio.  En ese momento pensé si a ellos, en medio de su rutina, no les gustaría también  recibir un abrazo sincero de quien sea en alguno de los aeropuertos a los que frecuentemente viajan.  De pronto esas tripulaciones son marineros aereos y tienen sus respectivos amores en diferentes "puertos", pero quizás por algún código de conducta no permiten que estos vayan a recibirlos.

El aeropuerto, en definitiva, uno de mis lugares favoritos en cualquier ciudad.

lunes, 16 de junio de 2014

Casualidad

 ¿A quién no le gusta el amor?  ¿Quién puede afirmar que tiene una coraza sentimental  tan fuerte que no permite que "ese veneno extraño" lo ataque, como suele hacerlo, sin avisar y de forma despiadada?

"Nadie quiere reinos, pero amor…Ahí todos caen,
más pronto o más tarde. Hasta los ángeles." 
David Safier - Jesús me quiere -
 
Considero que existe el amor casual, que no tiene para nada ese tinte pasional, fugaz y efímero de un encuentro casual con aquel desconocido  con el que uno se topa en un bar,  viaje o en cualquier otro lugar, y  que permite desatar ese instinto animal de procreación que todos llevamos por dentro. El amor casual  al que hago referencia es ese que algunos humanos, creo yo, en verdad alcanzan, y el cual se da por infinidad de circustancias, variables, lugares, personas, etc; las cuales llevan a alguien a conocer a su, perdone el cliché, media naranja.

Entonces uno de repente se estrella con esa persona que se ajusta perfectamente a  cada uno de los recovecos físicos y mentales, aquella que encaja y se acopla con esa maraña de miedos y contradicciones que suele ser uno, como lo haría una pieza de lego con otra. 

La casualidad entonces resulta ser más grande que el amor o la muerte, dos temas que le rayan constantemente la cabeza a la humanidad, pues es capaz de gobernar a ambos.  Esta nos puede encaminar hacía ese amor casual, o también hacer que crucemos una calle justo cuando un conductor borracho va por la misma, o  también, por ejemplo, nos podría situar como protagonistas  de un atentado terrorista, en cualquier lugar del planeta.

No sabía que iba a escribir hoy; me imagino que por alguna casualidad  mi cerebro se enfoco hacia este tema, como bien podría haberlo hecho sobre cualquier otro.

Sé que no tiene ningún sentido ponerse a pensar en la casualidad y sus complicadas formas de moldear el mundo y la vida de las personas, pues evidentemente es algo que no tiene respuesta.  

Creo que la mejor forma de hacerle frente a la casualidad, es evitar vivir a punta de casualidades, es decir, no dejar que la vida y sus constantes trancazos nos lleven, dando tumbos, a donde se les de la gana.  En últimas, encarrilar nuestras casualidades, en la medida de lo posible y hasta donde estas lo permitan,  hacia lo que cada uno le apuesta.

viernes, 13 de junio de 2014

Coaching

Todos los días cada uno de nosotros le va sumando más caos al mundo.  Imagino  que todas las sensaciones de angustia, causadas por  las preocupaciones que llevamos, que van desde no haber comprado la leche para el desayuno hasta tener una enfermedad terminal,  se van juntando concienzudamente en algun lugar etéreo, el cual en algún momento rozamos, y ahí es cuando se nos viene el mundo encima.

Yo no sé si las últimas generaciones de seres humanos son completamente diferentes  a las de nuestros padres o abuelos, con unos intereses más humanos, o simplemente resultamos ser unas completas nenitas, que no estamos contentos con nada, y nos sentimos con todo el derecho de renegar en contra del universo, ser supremo, fuerza mística o en lo que sea que cada uno cree (si es que se cree en algo superior que de alguna u otra forma gobierna el curso denuestras vidas); porque si hay algo cierto es que siempre creemos que la vida nos debe algo.

Antes  el libreto se seguía a la perfección y la casa,carro, beca, matrimonio hijos, etc. eran suficientes; hoy en día esta claro que no es así. Ya nos dimos cuenta que a pesar de acumular cualquier cantidad y tipo de riquezas podemos ser completamente miserables.  Entonces las nuevas generaciones poco a poco se han ido desprendiendo de esos patrones de conducta arcaícos y se le apuesta a la felicidad, que suele ir acompañada de una independencia laboral.

No crítico para nada esta nueva actitud, es más, estoy completamente a favor de la misma; pero es aquí cuando aparece el coaching. Una disciplina la cual creo que poco a poco se está prostituyendo, y también que tiene una demanda en forma exponencial porque nadie está feliz con nada, somos una parranda de inconformes. 

El punto es que hora muchos desean ser coachs, porque no hay una carrera para obtener dicho título.  Desde un panadero hasta una persona con una extensa carrera profesional y diferentes estidios de pregado y posgrado, se puede formar como coach, independiente de cual sea su profesión; existen hasta cursos gratis online de esta disciplina.

El coaching se está prostituyendo porque son muy pocos los que de verdad tiene un interés genuino  de querer formarse como coachs, entonces el Coaching se convierte en una piscina de salvación, donde muchos de los que dicen ser salvavidas de la misma, están más  perdidos que esos que se supone necesitan ayuda de un coach.  Viéndolo así, el coaching se ha convertido en una especie de religión, donde aterrizan aquellos que han perdido su rumbo en este mundo; esto último, algo extremadamente fácil.

Por ejemplo, sé de una persona que trabajó toda su vida como ingeniero y ahora, ad portas de completar medio siglo de existencia decidió volverse coach, lo cual no está mal si puede, tiene los medios para hacerlo y eso lo hace feliz.  Lo que no deja de parecerme contradictorio es que uno suele creer que esas personas siempre la han tenido clara en la vida, y que no se convirtieron  a esa "religión" para encontrar nuevamente su camino.

Por otro lado, está semana almorcé con una amiga que después de graduarse solo trabajo poco más de un año, y renunció porque le supo a cacho la vida laboral  ¿Es eso una búsqueda real de felicidad o una pataleta de niña consentida?.  Mañana viaja a Brasil para formarse como coach durante 8 meses y me dijo, completamente convencida, que eso es lo que quiere hacer por el resto de su vida.  A mí me parece, y se le mencioné, que un coach también debe untarse por más  tiempo de ese mundo, bien sea podrido o no, laboral, pues así tendrá más bases y podrá aconsejar y ayudar mejor a sus clientes.  Ella me respondió que no estaba de acuerdo con mi apreciación y que no valía la pena continuar siendo desdichada, trabajando en algo que no quería.  A esto último le respondí que yo preferiría mil veces un coach con una trayectoría laboral amplia que uno que solo trabajo en una empresa después de haberse graduado.

Algo que no le pregunté, me dio pena, fue si "Papi" le iba a pagar ese programa de coaching o si en ese año de trabajo había alcanzado a ahorrar para costearselo ella misma.  La verdad me parece una canallada estudiar a costa de los papás luego de haber conseguido un título profesional; a menos que uno sea hijo de alguien como Richard Hilton, caso en el cual uno podría decicarse simplemente a tener plata y hacer lo que le venga en gana.

Algo que me aterra pensar es que ahora necesitemos guías para todo, y no solo hablo de los coachs ejecutivos, sino personas que dicen ser maestros iluminados, otros que dicen comunicarse con angeles, sectas religiosas de "mil colores y sabores", etc.  ¿por qué nos cuesta tanto encontrar paz mental por nuestra propia cuenta?  ¿será qué  esa búsqueda de la felicidad y de desarrollar nuestras pasiones también contribuye, en cierta medida, a rayarnos la cabeza?