miércoles, 22 de febrero de 2017

Colores

Desde hace varios años tengo sobre mi escritorio un tubo cilíndrico de cartón, con una tapa de plástico, que contiene unos colores. Me los regalaron en una feria del libro.  Recuerdo que esa vez la mujer que me lo dio era una modelo rubia de Mazda bastante atractiva, que no estaba atendiendo en ningún stand sino que, de un momento a otro, apareció flotando a mi lado y me tendió una mano con el tubito lleno de colores, 12 en total. 

De esa versión del evento, también recuerdo que otra mujer, esa si atendía un stand, me regalo un separador con un fragmento hermosísimo de Rayuela:

"Me miras de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces
jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se
agrandan, se acercan entre si, se superponen y los cíclopes se
miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan
tibiamente, mordiendóse con los labios, apoyando apenas la lengua
en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene
con un perfume viejo y un silencio."

Hace un tiempo mi hermana compró una edición especial de ese libro, pero al final no lo leyó y me lo regaló.  Al igual que el tubo de colores también está en mi cuarto, haciendo la fila de los "libros por leer".  Espero atender su turno este año.

Cuando voy a la feria acepto casi todo lo que quieran  dar: volantes, pasquines (que buena palabra esta), separadores, etc.  Al final del día lo reviso todo y descarto lo que no me llama  la atención.  Guarde el tubito con los colores, pues en esa ocasión juré que algún día iba a pintar un dibujo a lápiz, para luego echarle tinta china y por último colorearlo con esos colores, como lo hacía seguido cuando era pequeño.  Esa vez consideré la situación como una señal que me estaba invitando a dibujar de nuevo.  Nunca cumplí la promesa y los colores aun tienen la punta intacta.  

Hoy, que nuevamente caí en cuenta del tubo, creo que inconscientemente le di el estatus de tótem, y no lo he botado, pues considero que me protege de alguna manera.   ¿Contra qué o quién? la verdad no tengo ni idea.  

Por el momento los dejaré donde están, de pronto  sigo vivo gracias a no haberlos botado, o tal vez guardan una relación directa con el libro de Cortázar, y el uso de uno desencadenará una acción, digamos mágica, con el otro.