viernes, 24 de octubre de 2014

¿Humana?

Hay cosas a las que solo se les puede llamar por el nombre; Bogotá es una de ellas.  Sin embargo ahora quieren ponerle apellido, dizque "Bogotá Humana".   No es que sea una mala iniciativa, pues  ¿Quién no espera vivir en una ciudad más tranquila, más pacífica, más segura, en fin, todos los significados y/o asociaciones que pueda encerrar la palabra "humana"?

Hoy estaba por fuera de la casa y decidí tomarme un capuchino, un placer muy sencillo, pero que a mi me alegra el rato.  Unos mínutos después de haberme sentado, llegó un señor gordo, se sentó en la mesa de al lado y comenzó a fumar.

Al principió no me di cuenta, pero no tardé en detectar el olor del cigarrillo.  Para alguien que no fuma, como es mí caso,  el olor del cigarrillo es muy fastidioso, así que me dirigí al señor y le dije "Señor acá no se puede fumar, y me respondió algo como.

"Claro que si amigo, esto es una terraza y entonces si se puede. Después del intercambio de palabras, asocie a este señor con Vito Corleone.  No le dije nada más, afortunadamente puso el cigarrillo en otra posición y el humo tomó otra dirección. 

 Para completar esta  escena, una de las tantas escenas de esta "Bogotá Humana", donde la gente rompe las reglas cuando  les da la gana; llegaron, con sus respectivas caras de puño,  la parejita que mencioné en esta entrada.

La señora saco un cigarillo y se comenzó a fumar cómo si no hubiera un mañana. He de aceptar que se me salto el taco, la palanca, el circuito, etc.   ¿Cómo es posible que nuevamente esta señora estuviera  fumando  ahí, sabiendo que  no se puede y que ya se lo habían dicho en una ocasión anterior, no solo las personas del Juan Valdez sino también  otro ciudadano?

Para completar, la pareja de esposos "chateadores" resultaron ser amigos de "Vito Corleone".  Mientras se saludaban afectuosamente, me  paré de la mesa y fui a buscar a uno de los empleados del lugar para que por favor le dijera a estas personas que dejaran de fumar.

Una mujer, que estaba arreglando unos jugos en el mostrador, me puso atención y al rato fue a hablar con el trio de fumadores.  El esposo comenzó a alegarle, entonces me paré para apoyar la petición que la mujer les estaba haciendo. 

 Algunos podrán pensar  ¿Pero para qué carajos se paró a discutir con esos simios incivilizados?, y puede que tengan algo de razón, pero me ¡ENZORRA! (Otra palabra que debería ser aceptada por la RAE) y me parece terrible que uno deje pasar esos incidentes que le molestan; por eso es que hay tanto loco suelto, que tienen reprimidos millones de pequeños incidentes y terminan matando o haciendo quien sabe que tipo de cosas.

Volviendo al tema, he aquí la conversación de alta alcurnia que tuve con el sujeto:

"Si, es verdad aquí no se puede fumar" Fue la frase con la que entré a apoyar a la empleada del Juan Valdez
El hombre me miró a los ojos durante un un par de sgundos y contestó
"Y por qué no se va?"
"Yo llegué primero, por qué no se van ustedes?
"Pues de malas, le toco mamarse el olor"
"Muy madura su respuesta señor"

Ante semejante respuesta ta estúpida, llegué a pensar que se habían metido un par de hongos antes de comenzar a fumar.  La empleada del Juan Valdez les pidió el favor que terminaran de fumarse ese cigarillo y que no encendieran más.  

 ¿Como coños Bogotá va a ser humana con esa tracamanada de personas a las que les vale huevo los demás?  Bien lo dijo Malcolm Gladwell:


"The cold and dehumanizing 
effects of urban life"