lunes, 23 de mayo de 2016

Las lágrimas de Ana Ximena

Casi todas las sillas de la sala del consultorio están llenas. El turno de atención que me toca es el número 64. Trato de asociarlo con algo a ver si corresponde a una de esas señales de las que tanto habla la gente, pero no se me viene nada a la cabeza.   

Me siento en una silla y volteo a ver rápidamente hacia la derecha a una mujer que tiene la cara muy congestionada.  Tiene la nariz muy roja, pienso que posiblemente es la paciente 0 de un virus que va a acabar con la humanidad, buena, y preciso me siento a su lado, pienso.  Mi paranoia me hace creer que voy a ser el paciente 1. 

Saco un libro y mientras lo leo, la mujer que va a acabar con la humanidad marca un número en su celular y comienza a hablar con alguien; al parecer, un hombre. Caigo en cuenta que la mujer no tiene ningún virus o gripa rara, sino que está llorando, un llanto de esos que parece no tener consuelo.  "No sé, Tengo mucha angustia", le dice a la persona al otro lado de la línea.

Al rato una enfermera menciona su nombre en voz alta "Ana Ximena, siga por favor" y ella pasa al cubículo #1 dónde le van a sacar sangre.  ¿Habrá sido ese el único motivo de su angustia?