Esta es la historia que acompaña a Recuerdos
“¿Aló, aló?” inquirió Ramón cuando alzó la bocina. Solo hubo mutismo. “¡Chiflado!”, bufó a continuación.
“No hagas caso mi amor, autoriza al loco a continuar con su vida irracional”, dijo Omu.
“No lo soporto más, hoy nos llama y mañana nos busca para acabar con nosotros, sólo nos proporciona zozobra”.
“jaja”, rió Omu y su boca adquirió una amplia sonrisa. A continuación dijo a su novio: “Como inflas las cosas”. Lo miro callada por un corto lapso y al rato concluyó “no hay ningún humano más tranquilo. Loco y todo y, aun así, tranquilo. “¿y si hablo yo, mi vida?” indagó Omu algo tímida.
“olvídalo, no hay oportunidad alguna. Si Julio murió para mí, lo mismo, y mucho más, para ti.”
Originado su noviazgo, nada había cambiado, la situación continuaba igual. Julio buscaba a Omu, como un niño glotón busca a su mamá para solicitar comida.
Acostada, con la alfombra amarilla como cama, contigua al sofá, y como una aparición—así lo intuyó Ramón—, Omu lo solicitó con intranquilidad; lo ansiaba a su lado. Su novio, todavía con la bocina a la mano, asintió y corrió para acompañarla.
Por mucho rato hubo, caricias y gritos ahogados. Un oasis pasional inundado con calma, justo para aplacar la vacilación causada por las llamadas.
A los cinco minutos ya habían olvidado todo, la borrasca rutinaria amainó. Los timbrazos por fin acabaron.
Cuando Ramón iba a asaltarla con pasión, prístinos timbrazos nublaron su panorama.
Ramón saltó incómodo y Omu lo abrazo. Lo miró y dijo: “Tranquilo, voy a hablar” Omu tomó la bocina y calló. procuró no producir ningún ruido. Ahora sólo transpiraba odio.
“¿Omu?” indagó la voz al otro lado
“Si”
“¿Cuándo vas a tornar a mí lado?”
Ramón no aguanto más. Caminó hacía Omu y asió la bocina con furia. La máquina cayó al piso y lo azotó con furia.
Por fin una oportunidad para la calma. Ninguno sintió agobio al no malograrla.
Todo fluía dilatado y sin afán.
Ramón optó por tomar la bocina “Rimus, acá no hay nada suyo”, dijo.
“Lo liquido”, oyó.
Ya cansado, Ramón colgó.
Buscó a Omu, la Abrazó y acarició por largo rato.
Un grito próximo: “Omuuu” y a continuación un disparo, acabaron con su nudo humano.