lunes, 25 de noviembre de 2019

Códigos

Hace unos días, al momento de ingresar a mi cuenta de correo electrónico, ubiqué el cursor en la casilla del nombre de usuario y se desplegó una lista de números con 10 dígitos. Eran algo como:1034000746, 1000056340. 1003083648, y así aparecían otro par. 

Lo primero en lo que pensé, claro, fue en intentar darle algún tipo de significado a esos códigos, pero soy malo para los números y mucho más si se trata de encontrar algo oculto en ellos; de seguro habría fracasado como agente secreto, si es que en verdad los agentes secretos especializados en descifrar códigos ocultos existen. 

Debe ser, imagino, que uno siempre espera eso, es decir, uno siempre quiere que algún evento lo saque de la rutina diaria, de esa repetición contundente en la que a veces se convierte nuestro diario vivir. 

Yo, por ejemplo, espero que algún día me entré al celular la llamada de un agente literario al que un escrito mio le pareció fabuloso, y que me proponga un trato millonario para escribir un libro, pero justo después trato de imaginar cómo hacen esos escritores que deben escribir un libro sí o sí, y en lo que alguna vez le dijo Kurt Vonnegut a Salman Rushdie: “debes saber que llegará un día en que no tendrás un libro que escribir y, aun así, tendrás que escribir un libro”. 

Los códigos no volvieron a aparecer. A veces creo que internet no soporta tanta información y tiene pequeños fallos, fugas de datos diminutas que aparecen en cualquier lugar y a manera de código solo porque sí. 

Sigo esperando la llamada de ese agente literario, y continuó pensando en el tema de ese libro que voy a escribir, por si algún día me contacta y me pide un resumen de la trama.