sábado, 11 de enero de 2020

Brindar

En el café dos mujeres se sientan en una mesa ubicada a mi izquierda. Me doy cuenta de su presencia cuando una de ellas, una rubia que lleva puesto un saco rojo y labios del mismo color, abre una lata de cerveza y el particular sonido me saca de mi lectura y hace que les preste atención. La otra mujer lleva una chaqueta de cuero negra y pelo del mismo color, como para hacerle frente a todo el rojo que lleva su amiga encima. 

Por la mañana, en la radio, una funcionaria del gobierno mencionaba lo mucho que le indigna que los camiones repartidores de cerveza lleven en sus costados frases como: “Transportamos felicidad”. Decía que era un mensaje falso y peligroso para la juventud porque no evidenciaba los riesgos del consumo de bebidas alcohólicas.

Ahora la de la chaqueta de cuero es la que abre una lata de cerveza, y antes de intercambiar alguna palabra, las dos mujeres levantan las manos, se miran a los ojos y brindan chocando las latas.

Por la manera en que lo hacen, pienso en el camión y la frase. Independiente de lo engañosa que pueda ser y más allá de su objetivo publicitario y comercial, tal vez la cerveza si promueve la felicidad o, digamos, la facilita.

En el lugar hay mucho ruido y solo capto palabras sueltas de la conversación. La que más habla es la rubia quien, al parecer, le cuenta a su amiga sobre algo que le ocurrió con un hombre. 

Después de un rato vuelven a chocar las latas, y destapan un paquete mediano de papas de limón del que empiezan a picar entre sorbo y sorbo de cerveza. Quién sabe por qué brindan, pero precisamente eso es lo que me llama la atención, porque puede que lo estén haciendo por un acierto o una desgracia en sus vidas, porque sí o porque no, o porque simplemente les dio la gana emborracharse.

Brindar resulta liberador, pues no hay que tener mucho propósito para hacerlo. 

Caigo en cuenta de que por ponerles atención, perdí la página en la que iba. La encuentro.  Ahora, a mí derecha, una mujer le está metiendo un mordisco a una empanada, como si de ello dependiera su vida.