jueves, 24 de diciembre de 2015

Lucrecia

Prendo el televisor y está sintonizado en un programa español cuando allá son las 4 de la tarde.  Es   una transmisión en vivo desde una tienda de ropa "fina".  Están entrevistando a un hombre y una mujer.  El primero es un peluquero y su compañera de entrevista una diseñadora de modas.

El presentador hace que enfoquen a Lucrecia, una mujer flaca, alta, con nariz aguileña.  Su cara solo transmite aburrición, y un grito en silencio: "!Quiero largarme de este lugar!" La diseñadora de modas dice emocionada: "Les presento a Lucrecia.  Ella tiene 14 años y es la primera vez que usa maquillaje."  Enfocan a Lucrecia, no sonríe.  Lleva puestas una blusa blanca y un pantalón negro.

Las personas en el estudio, entre risas, le preguntan a la diseñadora que por favor les diga cual debería ser un atuendo apropiado para la noche buena.  El atuendo apropiado, ¡hágame el berraco favor!  ¿Cómo alguien va a saber que es apropiado para otra persona y qué no? Comienzo a "canalear"y no encuentro nada que me llamé la atención.  Después de unos minutos decido sintonizar nuevamente el canal español.  Los dos presentadores están pidiendo disculpas a los televidentes por lo ocurrido.  De repente aparece Lucrecia pero con unos jeans rotos, una camisa blanca y el pelo albororado, lleva una botella de vino en la mano se para en frente de la cámara le da un largo sorbo y dice casi gritando: "¡Que os den por el culo en esta navidad, gilipollas!".

Queda claro que la moda y el querer lucir "bien" en todo momento  afecta la salud mental de las personas.