Algo que me asombra de los escritores que ya no están entre nosotros, es cómo muchos se adelantaron a su época y parecen más oráculos que lo primero. Ese es el caso de Angela Anaïs Juana Antolina Rosa Edelmira Nin y Culmell.
No he leído ninguna de sus novelas, sino únicamente el volumen número 4 de sus diarios, que comprenden los años 1944 a 1947. Es posible que su literatura no me guste porque, al parecer, de acuerdo a algunas de sus entradas, parece que su obra era muy conceptual:
“America sufre de mucho realismo, mucho Dreiderismo,
demasiados Hemingways y Thomas Wolfs. Mi pasión es por la libertad
de las contingencias, de las estadísticas, de la literalidad y
de las descripciones fotográficas”
Llámenme poco intelectual o como quieran, pero a mí no me gusta intentar descifrar alegorías y simbolismos mientras leo. Como dijo García Márquez en una de sus notas de prensa:
“Cuando Franz Kafka dice que Gregorio Samsa se despertó
una mañana convertido en un gigantesco insecto, no me parece que sea
el símbolo de nada, y lo único que me ha intrigado siempre es qué
clase de animal pudo haber sido. Creo en realidad que hubo un tiempo en
que las alfombras volaban y había genios prisioneros dentro de las botellas.”
Pero no vine a escribir sobre eso, sino de la capacidad que tenía Nïn para entrever el futuro con sus letras, algo en lo que he pensado en estos días, al presenciar el fanatismo, visceral y loco, de ciertas personas, hacia cualquier tipo de personaje, sistema o institución.
Dice Nïn en sus diarios que cada vez que nuestra esperanza de un mundo mejor está basada en un sistema, el sistema colapsa debido a la corrupción e imperfección de los humanos. La escritora también afirma que debemos retroceder y trabajar en el crecimiento de la persona, para no depender de un sistema, y aprender a gobernarnos a nosotros mismos. Luego concluye: “Ahora que has sufrido el shock y la desilusión de una ideología que ha traicionado sus ideales, es un buen momento para volver a la creación de ti mismo, no como un número ciego de un grupo, sino como un individuo.” Cuanta verdad, ¿no creen?
No solo contenta con eso Nïn se aventura a dar otro tipo de predicciones que tienen que ver con nuestra vida, digamos, “moderna”:
“Aquel tiempo peligroso en el que las voces mecánicas, radios y teléfonos, toman el lugar de las intimidades humanas, y el concepto de estar en contacto con millones de personas, trae una pobreza cada vez mayor en la intimidad y la visión humana."
Me le quito el sombrero a Juana Antolina.