jueves, 16 de septiembre de 2021

Positivo y negativo

Me gusta cuando un texto hace sentir bien a las personas. Nada mejor que cuando uno siente que un escrito, sin tener cara de ponqué, entra directo al torrente sanguíneo, dando una sensación de bienestar y calma.

Eso me ocurre, por ejemplo, con el texto “No estoy” de Pedro Mairal, que me encontré de chiripazo en una revista médica, en la sala de espera de un consultorio.  Ese día cometí el grave error de no llevar un libro conmigo.

Cada cierto tiempo lo leo para sentirme bien. Les dejo uno de los apartes que más me gusta:

“Escribir me ayuda a estar, a estar bien, pero bien
significa presente, estar bien ahí, bien plantado, estar muy,
estar plus, estar más, hiper estar. Bienestar. Escribir me ayuda
a estar acá, a ubicarme en el tiempo: ni desfasado hacia atrás
pensando en lo que fue o lo que pudo haber sido, ni
inclinado hacia adelante ansiando lo que vendrá en un mañana mejor.”
- No estoy –

Pienso que esos textos de los que hablo vienen en formato historia, y cuentan con el equilibrio perfecto de humor, positivismo y descripción.

Hoy escribí algo, y cuando lo estaba editando caí en cuenta de que tenía una frase en negativo, es decir un no atravesado como en la mitad, que quizá podía hacer que el lector pensara que había cometido un error.

Insisto que una buena pieza escritas no no debe ser una oda la felicidad; el caso es que yo quería que para ese aparte del texto la frase fuera positiva.

Leí el párrafo diez veces y no di con la solución de lenguaje. A veces pasa eso. Uno lee, lee y lee algo, y las palabras que uno busca son resbaladizas y no se dejan agarrar.

Apliqué el método que consiste en alejarse del escrito por un rato, abrí un documento de Word y escribí el primer párrafo de un cuento.

Pasados 15 minutos volví al texto en el que estaba trabajando, lo leí otra vez y no se me ocurrió nada.

Le expuse mi dilema a unos amigos y me dieron un par de soluciones, como plantarlo en modo pregunta.

Les di las gracias, edite el texto, lo guarde y cerré el documento. Hay veces que lo mejor es hacer eso. Se me ocurre pensar que las palabras después de escritas necesitan ajustarse al nuevo texto del que hacen parte, y para eso necesitan su tiempo y espacio.

Espero que mañana suenen como, imagino, deben sonar.