jueves, 1 de junio de 2017

Decisiones

Jueves 6:30 de la tarde. Estoy, junto con una pareja a mí lado, en una esquina, a punto de cruzar una calle, por la que fluye una rabiosa corriente de carros. La mujer Lleva pelo negro y un vestido de maternidad verde y largo que acaricia el suelo cada vez que se mueve. Sus manos hacen lo mismo sobre su barriga, mientras conversa con su interlocutor que por la manera en que la cuestiona, tiene más pinta de confidente que de pareja.

Antes de frenar en la esquina, algo, imposible descifrar qué pero podemos aventurarnos a imaginarlo, le había dicho ella a él. El hombre la mira seriamente y con tono de verdad absoluta, le anuncia: “Muchas de las decisiones que tomes ahorita van a cambiar cuando veas a la bebe”

La frase tiene tanto de consejo como de regaño. Hago contacto visual con la mujer y fracaso en mi intento de preguntarle telepáticamente sobre cuáles son algunas de esas muchas decisiones que está a punto de tomar.

Es Una frase extraña porque una decisión se toma y ya, o ¿no es así? Alguien decide viajar a Timor del Este, por ejemplo, toma la decisión y viaja.  Cuando llega a ese remoto lugar, puede renegar sobre la decisión tomada, pero ni modo de cambiarla. Podría ocurrir que uno decida no viajar y entonces nunca llegó a ese lugar, pero la decisión de no viajar es imposible cambiarla por la de viajar una vez el avión despegó. 

Ahora, ¿cambian nuestras decisiones o lo que sea que pensemos con respecto a algún tema de acuerdo al momento del día? Puede que sea posible. Quizás en la mañana nuestre mente esté más fresca y analizamos cada tema con cabeza fría, a diferencia de la tarde, cerca a la hora de salida, momento en el que sólo pensamos en volver a casa, pero también esos análisis deben variar si se hacen al inicio del Lunes, o un Viernes, con un par de horas nos separa del tan anhelado fin de semana.

De pronto a lo que el hombre hacía referencia con su frase, consejo regaño, píldora de sabiduría, era al punto de vista. 

El semáforo se pone en rojo y cruzo la calle. Al rato volteo a mirar a la mujer y su acompañante, pero han desaparecido junto con sus decisiones.