martes, 19 de marzo de 2013

A todo pulmón

Suena el despertador, hago pereza, me levanto y me baño.  Dependiendo de mi buen desempeño en la sesión de pereza, miro si desayuno algo de forma trascendental o decido ingerir la primera comida del día en la oficina (si, si, ya lo se, el desayuno es la comida más importante del día, y uno no debería salir de la casa sin desayunar, y guere guere guere...).

Salgo de mi casa y busco en mi bolsillo las monedas del día anterior, esperando librarme de objetos tan fastidiosos como los son las nuevas monedas de $50 y también  lograr acumular el pasaje del bus con las mismas.  De no ser así, saco un billete de $2000 con la firme esperanza de que el busetero me de en las vueltas una moneda de $500.

En ocasiones me embuto en buses que llevan alrededor 1000 personas de pie y escucho la famosa frase de "hágase para atrás" la cual siempre he querido responder de forma sarcástica y en tono de pelea,  pero cualquier persona con "dos dedos de frente" sabe que es mejor evitar cualquier tipo de enfrentamiento violento con un conductor del transporte público; otras(muy pocas la verdad) veces consigo sentarme.  Prendo el mp3 y empiezo a cantar mentalmente.  llego a mi destino, me bajo del bus y cojo un Publímetro sin esperar a que me lo ofrezcan,  porque la mujer que los entrega siempre está serpenteando entre los carros. Las únicas veces que me la encuentro, es cuando me mira con algo de pena,  para decirme que ya se acabaron los periódicos.  Solo en esas ocasiones reclamo el ADN,  tal como ocurrió hoy.

Camino hasta la oficina.  Entro el edificio y paso la maleta por una "maquina de rayos X para objetos" siempre me quedo mirando la pantalla para ver que lleva mi maleta por dentro, quien sabe de pronto me aparece algo que no eché o que me echaron en el bus sin darme cuenta, como la mano de una persona o algo así. Paso luego por lo que creo yo es un detector de metales y no puedo evitar recordar la escena de  "Matrix" en la que Neo y Trinity agarran a bala y le rompen la jeta a los guardias de un edificio. A veces la maquina pita y a veces no; también pienso que algún día debería comprarme una Mini-Usi para pasar por la maquinita y probar si una voz robótica da la alerta de "Terrorista".

Paso la tarjeta de acceso, por lo que yo llamo registradora y siento que me cuentan como ganado. Ahora espero el ascensor sin afán; desde aquella ocasión en que corrí a montarme en uno y me cerraron la puerta en la cara (¡malditos!, ojalá algún día se les trabe la tarjeta de acceso y tengan que pedirle ayuda a la recepcionista con cara de pocos amigos, o que en el bus les echen una mini-usi en sus maletas, para que los tilden de terroristas cuando pasen por el detector de metales).

Hoy me monte en el ascensor y sonó una canción que me gusta.  Me dieron muchas ganas de cantarla a todo pulmón  así mi voz sea o no de tarro, así mi pronunciación en inglés sea o no un desastre.  Algún día haré eso.  De pronto lo mejor es comenzarlo a hacer antes de subirme al ascensor, así lo tendría solo para mí.  Nadie va a querer a alguien cantando a todo pulmón en un ascensor, mucho menos con la tracamanada de amargados que hay en esta ciudad.