sábado, 8 de mayo de 2021

Amor fugaz en el lecho del río

Recuerdo que en septiembre 29 de 2012 estaba recostado en mi cama viendo televisión.

Una prima me llamó, porque tenía entradas para el concierto de lanzamiento de Pueblo Alimaña, el álbum de las 1280 almas, en el teatro Jorge Eliecer Gaitán.

“Paso con Kike en media hora y te recojo”.

Me puse de pie, me alisté y esperé su llamada para bajar.

Ya en el teatro, nos ubicamos en la parte alta de este.

Hay ocasiones en las que uno se enamora de forma fugaz. Me refiero a esas veces en las que uno ve por primera vez a una persona que, por alguna razón, lo atrae fuertemente, y entonces, en cuestión de segundos, uno se imagina toda una vida al lado de ella.

Yo no sabía que ese día me iba a ocurrir eso, pues casi siempre me pasa cuando voy caminando por la calle o en el transporte público.

Hacia el final del concierto Fernando, el cantante, pronunció un par de veces su tradicional: “Alegría y rock and roll”, y presentó la siguiente canción: El lecho del río.

Dijo que hacía mucho no la tocaban, porque les hacía falta apoyo.

Ese apoyo eran tres coristas. Y luego de que salieron al escenario, me enamoré fugazmente de la de la mitad.

Corista del top rojo. Si por alguna razón caes en este escrito, quiero que sepas que te quise con locura esos 5 minutos que te vi.

Llegábamos a viejos juntos y vivíamos en una casita de campo en las afueras de la ciudad y, en esa fantasía, éramos muy felices.

“En barco yo te veo pasar
me dieron ganas de llorar
porque no te podía seguir
y tuve que dejarte ir”
- El lecho del río -