Una vez me vi un pedazo de una película sobre la segunda guerra mundial. En ella, una familia ocupaba un apartamento que estaba un poco en ruinas. Un día en que salen a buscar comida, llega una patrulla de soldados alemanes a requisar el lugar.
Cuando entran comienzan a revolcar todo en busca de plata o cualquier objeto de valor. Al final no encuentran nada y se van del lugar. Por la noche, cuando la familia vuelve al apartamento, el padre levanta una hoja de periódico que está sobre la mesa de la cocina, y debajo de esta encuentra un fajo de billetes. Los toma y junto a su familia abandona el lugar al darse cuenta que ya no es seguro.
Es posible que lo más obvio, sea la mejor salida que tenemos a muchas de esas situaciones que nos dan vueltas en la cabeza. Lo que ocurre es que en estos tiempos de creatividad, innovación, start ups, y otro montón de cosas de las que debemos estar al tanto si o si, nos empujan a buscar ideas tipo Seteve Jobs, es decir, cabezazos increíbles que solo nos traerán fama, fortuna y reconocimiento.
Tal vez lo mejor es dejar tanta moda de lado y apostarle, mientras no traicionemos nuestros principios, a lo obvio.