domingo, 23 de marzo de 2014

Aprovechar las palabras

 ¿Cuantas veces no hemos desperciado nuestras palabras?  ¿Cuantas veces no hemos destinado unos minutos de nuestra existencia para compartir un relato, un pensamiento, un deseo con otra persona, y  nueastras palabras, le entran por un oído para salir por el otro (cliché sonso este)  ¿o simplemente nunca les llegan? porque hemos de aceptarlo; para poner barrerras si que somos unos expertos.

Me encontraba hoy leyendo y desayunando, cuando de repente llego una pareja con su hija pequeña.  Después de hacer su pedido, el hombre se puso a leer el periódico, la hija decia cosas incoherentes y la presencia de la mamá era casí imperceptible,  ¿en que estaría pensando ella?

El hombre agarró un periodico con ambas manos, y comenzó a leer  noticias en voz alta.  Me saco por completo de mi lectura, fue como si me hubiera dicho "¡ey, usted!, el que está leyendo, pónga atención a lo que tengo  por decir". Este señor comenzó leyendo una noticia sobre el álbum del mundial, en la cual contaban sobre la cotización de la lámina de Falcao.  Imagino que debe haber algo de morbo respecto a eso, es decir, es muy probable que no pueda jugar el mundial, y entonces ese factor es una de las variables que  hace que su lámina suba de precio.

El hombre, que tenia puesta una camiseta del Barcelona, empezó después a leer una noticia que indicaba cual iba a ser la alineación del Equipo para el clásico contra el Rel Madrid. Una vez leí un comentario de un tipo de la costa que afirmaba ser 100 % Madrilista, ¡hagame el berraco favor!, esas ganas que muchos tienen de ser otro país, también debe ser lo que frena el nuestro en varios aspectos.

Después de leer un par de nombres de los jugadores, le mencionó a su esposa, que a el le parecía mejor si ponian a jugar a Fulanito en vez de Perenganito, ya que según él estaba teniendo un mejor momento.  La señora, su esposa, después del comentario, escasamente le regalo una mirada; la cual me pareció  un poco despectiva. Haciendo uso de su estado de no presencia, creo que intentó darle a entender a su esposo "¿Y  a mí que me importa el partido de un equipo Español?"

En todo el tiempo que estuvieron sentados, nunca cruzaron una palabra.  El único tema de conversación en la mesa, fue el que proponía el hombre al leer las noticias deportivas en voz alta; mientras la mujer permanecía en su trance de inmutación absoluta; si eso es el matrimonio definitivamente no quiero casarme nunca.

No se por qué el hombre insistia en leer y le disparaba palabras al aire, las cuales parecian no tener ninguna importancia para su esposa y mucho menos para su hija.  Tal vez lo hacía mientras se preguntaba mentalmente,  ¿por qué diablos no tuve un hijo?   

Ese hijo imaginario en el que estaba pensando el señor; a la edad que tiene su hija, unos 9 o 10 años; ya le habría podido inculcar todo su amor y pasión por el fútbol. Tal vez si hubiera llegado a existir, respondería  con algún comentario las palabras de su padre; en vez de ese silencio insípido de su esposa y desinterés total de su hija.

Hay ocasiones en que debemos escoger bien a quien le vamos a dar nuestras palabras, aunque no lo creamos, son un bien preciado, y no podemos ir por ahí desperdiciándolas como si nada.

Despúes de que se fue esta familia llegó otra, en la cual si habia  un hijo; este  llevaba puesta ,al igual que el señor del hijo imaginario, una camiseta del Barcelona.  Al instante se puso a leer en su teléfono celular  las mismas noticias sobre la lamina de Falcao en el álbum y la alineación del Barcelona.  Sus palabras obtuvieron una respuesta por parte de su padre.

  Tal vez todas las personas que tengan hoy puesta la camiseta del Barcelona, leeran esas dos noticias esperando a que alguien les responda algo.  Si usted es uno de ellos; por favor escoja bien a su interlocutor para que no desperdicie sus palabras.