miércoles, 6 de junio de 2018

Amores tipo metro

Me causan intriga y a la vez aplaudo esas parejas de novios que llevan muchos años juntos y que el clímax de su historia de amor es el matrimonio. En mí caso, supongo que todo el tema del matrimonio es un anhelo inconsciente, producto de, digamos, la publicidad y las comedias románticas, entre otra infinidad de cosas. 

Hace poco vi las fotos del matrimonio de una mujer que se casó con, al parecer, su alma gemela. Cuando me encuentro con esas “parejas perfectas”, pienso que también me gustaría contar con una de muchos años, con esa persona de la que sabría casi todo, digo casi pues he leído en muchas partes que nunca llegamos a conocer a alguien al 100 %, ni siquiera a nuestra pareja, pues siempre tenemos zonas oscuras en nuestras vidas que preferimos guardar solo para nosotros. Esto no quiere decir que las personas que usted conoce, estimado lector, estén a un paso de convertirse en asesinos en serie, aunque nunca se sabe, sino que a veces es mejor que no todo se revele. “Cuando todo se sabe ninguna narrativa es posible ”, también leí en alguna parte.

Siempre he asociado los noviazgos largos con los metros de algunas ciudades europeas, pues son obras que no surgen de la noche a la mañana, sino que se han  trabajando a lo largo del tiempo, como el de Paris, por ejemplo, que cuenta con 117 años o el de Londres que tiene 155, y que, viejos y todo, funcionan bien. 

También están las relaciones tipo metro de Bogotá, esas que uno ansía tener con alguien pero que por una u otra cosa nunca se dan. Y pues imaginó, no sé, que el símil aplica para todo tipo de transporte público.