viernes, 20 de noviembre de 2020

El señor de los dados

En las últimas ediciones de la feria del libro, siempre había un día en que iba solo para pasearla a mi ritmo. Llegaba a Corferias temprano y me quedaba hasta la tarde. En Algunos de esos años elaboré una lista de los libros que quería, pero a excepción del Tumbao’ de Beethoven, una novela que gira en torno a la salsa y de Vibrato, una novela de la escritora y violinista chilena Isabel Mellado, pocas veces encontraba los libros que quería. 

Por eso mi estadía en la feria y mi método para escoger libros se convertía en una cuestión de puro feeling. Para decidir cuáles llevar, y contrario al dicho de no juzgar los libros por su portada, era precisamente eso lo primero que me llamaba la atención, a la par con el título. Cumplidos esos dos requisitos, aplicaba un método, según me contó un escritor una vez, de algunos editores, que consiste en leer un párrafo del principio, uno de la mitad y otro hacia el final del libro, y si estos son consistentes en voz, tono, ritmo, es un buen indicio de que el libro sea bueno. 

De esa forma, y sin tener ni idea de su existencia, di con Articuentos Completos de Juan José Millás, quien luego se convertiría en mi escritor favorito; también con El hombre que Murió la Víspera de Sergio Ocampo Madrid, y con el Señor de los Dados.

Escribo sobre esto, porque hoy me enteré de que su escritor, George Cockcroft, mejor conocido como Luke Rhinehart, el seudónimo que utilizó para publicarla, murió en estos días. 

A grandes rasgos la novela trata sobre un psiquiatra que visita lados oscuros de su personalidad, pues decide que cada vez que tiene que tomar una decisión, por simple o complicada que sea, debe lanzar un dado y actuar de acuerdo al número sobre el que caiga, al que previamente le había asignado la forma en que debía actuar. 

Ese ha sido uno de los libros que más me ha marcado, porque me cuestionó muchísimo. Quizás algún día vuelva a él. 

“Man must become comfortable in flowing from one role to the other, one set of values to another, one life to another. Men must be free from boundaries, patterns and consistencies in
 order to be free  to think, feel and create in new ways.” 
- The Dice Man -