Cada uno tiene diferentes rituales en el día. Uno de mis favoritos es prepararme el tinto en las mañanas. A pesar de que no me demoro más de 2 minutos haciéndolo, es una actividad con la que me concentro bastante y siempre encuentro mucha paz. La asocio con meditar, en el sentido de estar presente y despejar la mente.
Servir la cantidad exacta de agua en el pocillo, vaciarlo en la parte inferior de la cafetera Italiana (Hace poco una amiga me dio clases sobre los diferentes tipos de cafeteras), colocar el filtro en forma de embudo, abrir el recipiente del café molido y aspirar su intenso aroma, medir la cantidad de café necesaria (paso crucial pues debe ser exacta para que no quede ni muy cargado ni muy aguado), enroscar la parte de arriba con la de abajo.
Prender la estufa, colocar la cafetera encima del fogón y esperar un poco más de 5 minutos a que el agua ascienda y la cafetera comience a hacer ese ruido tan característico, como si alguien estuviera haciendo gárgaras en un baño con eco. ¿Cómo no encontrar paz preparando y tomando tinto?
Lo que realmente mueve al mundo no es el amor, ni el dinero, sino el primer tinto del día.