martes, 11 de mayo de 2021

De filas y tarjetas de crédito

Me acerco a una caja, en la que solo hay una persona, para pagar un juego de vasos de vidrio. “Que afortunado soy”, pienso, pues en el lugar hay bastantes compradores como para dar con una caja desocupada.

Apenas me pongo a hacer fila, tanto la mujer como la cajera me señalan dónde debo hacerla. Cuando volteo a mirar el lugar que me indican, veo que hay más personas haciendo una fila, que aparenta ser larga por las medidas de distanciamiento.

Justo después de que me ubico en la fila, se acerca una mujer, con una tabla, para tomar notas, en sus manos, a ofrecerme una tarjeta de crédito.

Me pregunta que si ya la tengo o que si ya me la han ofrecido. “Si, no”, respondo, dándole a entender que ya tengo tarjeta y que no quiero otra.

Contraataca.

“ ¿pero por qué no?” mire que con esta tarjeta bla bla bla bla”. Nuevamente le dijo que no me interesa, acepta mi respuesta y me dice que ya sabe dónde la puedo encontrar si cambio de opinión.

´Sonrío; un gesto que camufla un : “no la voy a buscar nunca señorita”.

Atrás un hombre habla por teléfono y le dice a su interlocutor: “Lo mejor es que renuncies a ese trabajo de mierda, muy bueno el sueldo y todo, pero no hay derecho; renuncia.”

Volteo a mirarlo y el hombre que acaba de dar ese consejo tan tajante, lleva una camisa con una figura de Yoda que dice: “Yoda says just relax”.

Eso es lo que dice el Yoda de su camisa, pero yo lo veo incómodo, tenso, como si el trabajo de su amigo o amiga, le preocupara más a él.

Mientras pienso en eso, otra mujer se acerca a la fila y le ofrece una tarjeta de crédito al hombre que no le hace caso al consejo del Jedi. Le pregunta que si tiene tarjeta de crédito y responde que no. Por el tono de voz, me parece que miente y solo se la quiere quitar de encima.

La mujer no se rinde: “pero mire que tener nuestra tarjeta de crédito sería bueno para que comenzara a crear su historial crediticio”

“No, gracias”, responde el hombre en un tono serio que camufla un: “no me joda más”.

La mujer se retira y ahora es mi turno de pagar en la caja.