Gran parte de la vida se nos va en creer en algo, lo que sea; en dios, la Pachamama, los extraterrestres, en la lectura o escritura, el trabajo, en el chupacabras, el sexo, el alcohol, la biosanación, en fin, las opciones parecen ser infinitas, pues cuando se trata de creencias y/o gustos, por no decir filias, parece que no tenemos límites.
Me llega un mail sobre lo último, la biosanación, que me informa sobre un taller: el primer nivel de biomagnetismo médico, nombre que me gusta por su sonoridad, además que no estaría mal poder decir: “Voy a asistir el fin de semana a curso de biomagnetismo médico”, aunque no tengamos ni idea de qué trate todo el asunto.
Quienquiera que sea la persona que me envió el mail, parece estar al tanto de mi ignorancia, pues adjuntó un documento en pdf y el link de un video que, seguro, me darán algo de luz sobre el tema.
No pierdo tiempo y voy a ellos. El documento dice que el biomagnetismo es una terapia que busca corregir las distorsiones del ph (potencial de hidrógeno), estado al que se llega por diversas disfunciones que llevan al organismo hacia la acidez o alcalinidad. Para corregir eso, se utilizan unos imanes que logran equilibrar el cuerpo o, en otras palabras, dejar la acidez de lado que, parece, es lo que, en últimas, nos termina jodiendo.
También dice que funciona con enfermedades muy graves, siempre y cuando los tejidos no hayan sobrepasado un proceso degenerativo irreversible. Luego de la hojeada al documento salto al video, una exposición que dura 2 horas y que, imagino, cuenta lo mismo, así que no lo miro. Ahí está la biosanación por si necesitamos creer en algo diferente.