miércoles, 24 de agosto de 2016

Momentos eternos

A veces parece que la vida se empeña de llenarnos de "putadas", una palabra que utilizan los españoles: 

Putada: "Acción muy fastidiosa o 
malintencionada para perjudicar a alguien". 

Eso no es un  secreto y creo que lo importante para no llenarse de angustia es aceptar el porcentaje de putadas que dios, el destino, la vida, el universo, etc. decidieron asignarnos.

Lo bueno es que entre putada y putada hay ciertos momento de gloria, aquellos en los que nos sentimos invencibles.

No tengo idea alguna de como ese o si existe la eternidad, pero siempre me la he imaginado como una situación bien aburridora, como sentarse indefinidamente en la sala de espera de un consultorio, con melodía estéreo como música de fondo.

Siempre que en mi vida se cuela un momento de gloria, que resultan ser muchos sino que nos gusta ser mártires, imagino a la eternidad de esa manera.  En enero de este año estuve en Cartagena y un día que hacia mucho calor, mientras caminaba con unos amigos por la ciudad vieja, la sombra de unos edificios nos cubrió y una brisa fuerte se estrello contra nosotros. En ese momento imaginé a la eternidad de esa manera; nada ni nadie  faltaba en ese momento.

El otro día compre un capuchino y el primer sorbo me supo a gloria.  Inmediatamente imaginé la eternidad como ese instante de satisfacción plena.  

Lo invito, querido lector,  a que evalué cada uno de los momentos placenteros que salpican su día a día y los disfrute como si fueran la eternidad.
  
On a good day, it's not every day,
We can part the sea
And on a bad day, it's not every day,
Glory beyond our reach