Hoy por la tarde me dieron ganas de salir. Le dije a mi hermana que si íbamos a cine y no tenía ganas, me dijo que: tenía pereza, estaba haciendo mucho frio, seguramente iba a llover y no quería manejar en medio de un aguacero y que el carro de pronto se le quedara varado en la mitad de una calle con agua por todos los lados.
Cada quien está en todo su derecho de hacer o no hacer nada, el punto fue que me resigné y de cierta forma también comencé a pensar que todo eso podía ocurrir fácilmente y que lo mejor era quedarme encerrado y aburrido en la casa.
Una amiga me envió un mensaje en el que me preguntó "¿Te suena cafecito tudei?" Le respondí que si, que me sonaba mucho, pero que como hacíamos si un aguacero parecía estar a punto de caer. Afortunadamente no le transmití mi angustia y me dijo que a las 5 pasaba por mí. Por otro lado creo firmemente en lo que dice Rebecca Solnit: "Never turn down an invitation without a good reason". Finalmente salí y aunque el cielo presentaba toda una paleta de grises, no llovió.
No debemos esperar a que todas las condiciones del medio, independiente de cuál sea este, en el que nos encontramos sean propicias para emprender algo. Siempre debemos tomar algunos riesgos, no importa si son pequeños o grandes. Hoy me tome un capuchino en un día frio, y tal vez lo habría disfrutado más con lluvia.
No podemos esperar sentados hasta que salga el sol para salir a la calle. Para ponernos en movimiento, el clima, en toda la extensión de la palabra, no tiene que ser perfecto.