Los jeans que tengo están a punto de sacar la mano, así que decido ir a comprar un nuevo par. Cuando llego al centro comercial, el alboroto de Diciembre se estrella contra mí, con personas que caminan afanadas de un lado a otro, presas de una excitación por comprar lo que sea, o bien lo que puedan.
Me uno a esa corriente humana, también hago parte de ella, ¿para qué les digo mentiras?
Empiezo a caminar sin rumbo alguno a ver qué almacén de ropa me llama la atención y una librería se cruza en mi camino.
No tenía previsto comprar libros, pero como tengo un encuentro con Ricardo Silva la próxima semana, me vendo la idea de que necesito comprar Zoológico humano, su última novela.
Mas tarde, luego de comprar el Jean en tiempo record, pues por conversaciones a mi alrededor caigo en cuenta de que hay ciclovía nocturna, y recuerdo lo imposible que se pone el tráfico.
Después de alimentar la maquinaria navideña, me pongo a hacer fila para coger taxi.
Ya son casi las 6 de la tarde y delante de mí se encuentran un hombre y una mujer, que parecen estar en el tramo final de una cita.
Al hombre, que lleva una gabardina gris, le cuelga del cuello una bufanda negra. Luce nervioso y, parece, se esfuerza en soltar frases para hacer reír a su acompañante.
La mujer decide que la espera está muy larga, le dice al hombre que mejor pidan un Uber y saca su celular para hacerlo. Luego le pregunta su dirección
"¿ Y para qué quieres mi dirección?”, Le pregunta él en tono galán.
Luego de voltear los ojos, la mujer responde: "pues para ponerla como segundo destino".
"Ahhh" dice el hombre y suelta una risa nerviosa.
Pasados unos minutos la mujer decide llamar al conductor.
"Buenas, ¿dónde está?... ¿en el Oxo?, ok”
"¿Donde queda el Oxo?”, le pregunta al hombre.
"Mmm pues a ver hay tres, uno en tal parte, en tal otra y el otro allá, dice él, a medida que señala la ubicación de cada local con el dedo índice de su mano derecha".
La mujer en lo que parece un arrebato de desesperación, de ¿qué carajos hago aquí?, le da un abrazo incómodo para despedirse.
La fila no se ha movido ni un milímetro.