martes, 17 de mayo de 2022

Mal parqueado

Voy por la calle y presiento una algarabía, cómo un rumor de voces y expectativa que crece por algo que está sucedió o está a punto de ocurrir. La vida como siempre en la cuerda floja de la muerte. Veo gente arremolinada en un andén. ¿Acaso hay un muerto tendido en el piso?”, me pregunto. Mi mente, como siempre, tendiendo hacia a los escenarios más trágicos.

¿Qué es lo que pasa? A los pocos segundos caigo en cuenta: una grúa de planchón está engarzando un carro para llevárselo. Solo es eso, pero como somos chismosos por naturaleza ahí estamos, como esperando que todo se despiporre en menos de un segundo. Algunos pensarán: “pobre el dueño del carro que quién sabe dónde está”, mientras que otros dirán: “bien hecho, que chupe por no pagar un parqueadero”.

Veo a un cuidador de carros manoteando y alegando con el policía, trata de hacer su trabajo lo mejor que puede.

De repente aparece el dueño del carro, un hombre canoso que camina de afán con cara de preocupación. En ese momento dos hombres y una mujer pasan por mi lado. Los tres le dan lengüetazos furiosos a unas paletas y se nota que, desde metros atrás, venían analizando la escena, que a cada momento cuenta con más drama. Le mujer les dice a sus compañeros “Amiguito venga arreglamos”,  pensando en la posible conversación que el dueño del carro ahora sostiene con el policía. Luego dejan de caminar y se ponen a mirar la escena como si estuvieran viendo una película.

Pasados unos minutos, las partes llegan a un acuerdo y desenganchan el carro. Los que nos habíamos identificados con el señor canoso sentimos alivio y los que no, imagino que algo de decepción.

Los tres oficinistas siguen dándole lengüetazos a sus paletas, pero ya cambiaron de tema de conversación. El cuidador de carros, pasa por mi lado y dice: “Es que a lo bien ellos saben que si no lleva más de media hora no se lo pueden llevar”, y la mujer de los aguacates mete la cucharada al instante: “Bueno, por lo menos solo le van a poner un parte”.

Sigo mi camino.